Esta investigación, realizada por Mobina Khericha y Eran Tauber en el prestigioso Departamento de Genética de la Universidad de Leicester (Reino Unido), representa una nueva aproximación para comprender la genética del sueño.
Mediante la utilización de moscas de la fruta como modelos, los investigadores intentan comprender las causas genéticas que hay detrás del sueño, identificando los genes que están involucrados en el proceso.
De acuerdo con Mobina Khericha, "estudios recientes han revelado la presencia de un estado parecido al sueño en la mosca de la fruta drosophila melanogaster, que comparte chocantes similitudes con el sueño de los mamíferos".
Por ejemplo, el sueño en la mosca de la fruta puede ser modulado por sustancias químicas como la cafeína, y está caracterizado por una reducida excitación que sigue a la pérdida de sueño. "En las moscas más viejas el sueño se vuelve más corto y fragmentado", especifica la investigadora inglesa.
Las moscas de la fruta son un poderoso organismo modelo, utilizado de forma extendida para comprender la genética del desarrollo humano, así como nuestro comportamiento o enfermedades.
El sueño es ubicuo en un número diverso de especies que incluyen reptiles, aves y mamíferos, y normalmente es aceptado como una característica clave para la supervivencia. Sin embargo, a pesar del gran esfuerzo científico, los mecanismos genéticos y moleculares que controlan el sueño siguen siendo desconocidos.
Para la genetista, "nuestro proyecto se centra en identificar la variación genética que subyace en las variaciones naturales de sueño entre individuos. Analizar las variaciones en el patrón de sueño nos ha permitido identificar ya varias regiones del genoma que incluyen genes candidatos a causar variaciones naturales en el sueño".
Actualmente, se están desarrollando experimentos para identificar las variaciones específicas en el ADN que provocan los cambios en el patrón de sueño. Este proyecto recoge también la reciente iniciativa de los consejos de investigación de reemplazar animales protegidos bajo el Animal Act 1986 por modelos invertebrados, además de ofrecer un acercamiento alternativo al estudio de la ciencia básica del sueño, que en otras circunstancias requeriría un alto número de roedores u otros vertebrados para probar con ellos.
Khericha añade que su esperanza es "identificar los genes importantes que regulan el sueño para que luego puedan servir como hipótesis de trabajo para estudiar la genética de los desórdenes del sueño en humanos".