El nuevo tratamiento permitirá incrementar notablemente la producción esta campaña

Desarrollan un nuevo tratamiento contra la necrosis foliar del caqui

Expertos del Grupo de Investigación en Hongos Fitopatógenos (GIHF) -encuadrado en el Instituto Agroforestal Mediterráneo de la Universidad Politécnica de Valencia-, junto con el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias y el Servicio de Sanidad Vegetal y Protección Fitosanitaria de la Conselleria de Agricultura han diseñado una nueva estrategia de tratamientos para proteger el cultivo del caqui frente a la enfermedad de la necrosis foliar. Se basa en la utilización de dos materias activas fungicidas, el piraclostrobin y el mancozeb.

Desarrollan un nuevo tratamiento contra la necrosis foliar del caqui
Vista general de la parcela de ensayos. Foto: UPV.

Los resultados obtenidos en campo en esta investigación -financiada por la Conselleria de Agricultura- para el control de la enfermedad han sido muy positivos y constituyen un gran avance para encontrar una solución a la enfermedad que desde 2008 ha mermado significativamente la rentabilidad de este cultivo, extendido fundamentalmente en la comarca de La Ribera. De hecho, según estiman desde el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Kaki de la Ribera del Xúquer gracias a este nuevo tratamiento la producción de caqui -en el ámbito del citado Consejo Regulador- será superior a las 50.000 toneladas esta campaña, incrementándose notablemente así los resultados del año pasado.

Según explica el catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y Medio Natural de la UPV e investigador del GIHF, José García Jiménez, en el año 2008 el cultivo del caqui en La Ribera empezó a verse afectado por una patología que provocaba unas manchas en las hojas, defoliación y madurez precoz, acompañada de una caída anticipada y rápida de la fruta. Desde entonces, los investigadores del GIHF han trabajado en la identificación del problema, determinando que el agente causal era un hongo llamado Mycosphaerella nawae, así como en la búsqueda de un control efectivo de la enfermedad.

En colaboración con el Servicio de Sanidad Vegetal, los investigadores del GIHF realizaron estudios en laboratorio y campo analizando la eficacia de una serie de materias activas fungicidas para, posteriormente, iniciar el trámite de petición de autorización de uso excepcional de las mismas para el control de la enfermedad. “De las once materias activas evaluadas, cuatro dieron buenos resultados en campo. A raíz de estos resultados, por medio de la Conselleria de Agricultura se consiguió la autorización de uso excepcional de dos de ellas para esta campaña: el piraclostrobin y el mancozeb”, explica Mónica Berbegal, investigadora del GIHF.

Tras lograr esta autorización, los investigadores valencianos elaboraron una pauta de tratamientos, que debe llevarse a cabo entre mediados de abril y principios de junio. “Estamos hablando de una enfermedad cuyos síntomas aparecen tres o cuatro meses después de que el hongo infecte a la planta del caqui. Los tratamientos deben realizarse en primavera, habiéndose comprobado que los tratamientos a partir de junio no resultan efectivos”, destaca José García Jiménez.

Los investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia presentaron sus resultados en el último Congreso de la Sociedad Española de Fitopatología, celebrado a finales de septiembre en Vitoria.

Laboratorio nacional de referencia

El GIHF posee una contrastada experiencia en el manejo y control de enfermedades causadas por hongos fitopatógenos; de hecho, desde 1992 es el Laboratorio de Referencia del Ministerio de Agricultura para el diagnóstico e identificación de estos patógenos.

“En todas las Comunidades Autónomas hay laboratorios regionales que van analizando los problemas concretos que aparecen. Cuando surge una enfermedad que no saben diagnosticar, o que han diagnosticado pero quieren confirmarla porque es nueva en España, nos envían una muestra para corroborar ese diagnóstico”, destaca José García Jiménez.

Asimismo, los expertos de la Politécnica de Valencia analizan también la posible presencia de hongos en partidas de frutas importadas. “Por ejemplo, en verano no tenemos producción de naranjas en nuestro país y se importan desde Sudáfrica y Sudamérica, lugares donde se han detectado hongos de cuarentena que no están presentes en España.. Cuando los servicios de inspección fitosanitaria en frontera ven síntomas sospechosos en la fruta, nos remiten una muestra de la partida para que la analicemos y, si se confirma la presencia del patógeno, esa partida se rechaza”, concluye García Jiménez.

Fuente: UPV
Derechos: Creative Commons
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