El Hospital Clínic inicia el seguimiento de pacientes por radiofrecuencia

Una de las estrategias prioritarias para impulsar las políticas de calidad en los sistemas sanitarios consiste en incrementar los niveles de seguridad de los pacientes dentro de las áreas más críticas de los hospitales. En muchos casos, la identificación incorrecta de estos pacientes y de los procedimientos a los que son sometidos continúa dando como resultado errores en la medicación o en la realización de pruebas o procedimientos. Para evitar estos errores, en los últimos años se han empezado a implementar nuevas tecnologías para garantizar una correcta identificación de los pacientes.

De izquierda a derecha, El Sr. Joan Pons, el Sr. Joan Vila-Masana, la Dra. Manasanch y el Dr. Josep Brugada
De izquierda a derecha, El Sr. Joan Pons, el Sr. Joan Vila-Masana, la Dra. Manasanch y el Dr. Josep Brugada.

Una de estas tecnologías se denomina identificación por radiofrecuencia o RFID (Radio Frequency Identification). Tras un año de desarrollo conjunto, durante el mes de febrero el Hospital Clínic de Barcelona ha empezado a implementar esta tecnología en los procesos asistenciales que se llevan a cabo dentro del hospital, iniciando el desarrollo de las pruebas en las áreas de Cirugía Mayor Ambulatoria (CMA) y de Cirugía de Corta Estancia (CCE). La empresa AIDA CENTRE ha sido el partner tecnológico encargado de desarrollar la prueba piloto en el marco de una colaboración con el Hospital Clínic, con la ayuda de la Asociación Española de Codificación Comercial (AECOC).

La tecnología RFID es un método de almacenamiento y recuperación de datos remoto que utiliza unos tags (chips) y unas antenas por radiofrecuencia. Un tag o etiqueta es un dispositivo pequeño que puede ser adherido o incorporado a un producto, animal o persona y que contiene antenas que le permiten recibir y responder a peticiones por radiofrecuencia desde un emisor-receptor RFID (antenas). Estas antenas tienen un grosor de 12 mm. y una potencia de lectura de 2,4 m. de anchura, y están construidas con material apto para su uso en quirófanos, pero instalables también en otras áreas e incorporados a los elementos estructurales. El otro elemento del sistema de RFID son los tags que van incorporados a las pulseras de identificación de pacientes. Se trata de pulseras de un solo uso (y por tanto de uso exclusivo) que permiten una lectura del 100% evitando posibles radiaciones y que se pueden colocar en la muñeca o en el tobillo.

Hasta ahora, la identificación de pacientes en los hospitales se había hecho con tecnología activa, la cual presenta inconvenientes como la indefinición a distancias pequeñas (dando problemas de localización) o la necesidad de esterilización de las etiquetas, ya que no soportan procesos como el autoclave. Esta solución técnica desarrollada supone una innovación a nivel internacional ya que por primera vez todos los datos de visualización proceden de tecnología RFID pasiva. Este sistema permitirá la trazabilidad del paciente y la disponibilidad de la historia clínica en las áreas de Cirugía Mayor Ambulatoria (CMA) y de Cirugía de Corta Estancia (CCE), la trazabilidad de bolsas de sangre y prótesis, la gestión de activos o el control de farmacia hospitalaria y monodosis, entre otros. El hecho de que esta implementación se localice principalmente en estas áreas se debe a que se trata de un espacio físico con una operativa dependiente de actividades manuales, pero con un alto nivel de madurez en la implementación de procedimientos internos, y en la facilidad que supone su futura expansión en el área quirúrgica y, en un futuro, en el resto del hospital.

Las principales ventajas de esta tecnología RFID pasiva consisten en que son elementos de un solo uso y en el precio reducido de la pulsera identificativa individual. Cada unidad es fungible y no necesita ser esterilizada, tiene posibilidad de escalabilidad a otras áreas y utiliza un estándar internacional basado en el sistema UHF GEN2. En cambio, los tags pasivos no funcionan en contacto con líquidos y es un sistema no testado e inexistente a nivel internacional. Como las etiquetas pasivas son mucho más baratas de fabricar y no necesitan batería, la gran mayoría de las etiquetas RFID existentes son del tipo pasivo. A pesar de las ventajas en cuanto al coste de las etiquetas pasivas respecto a las activas, otros factores como la exactitud, el funcionamiento en ciertos ambientes como cerca del agua o del metal, y su fiabilidad hacen que el uso de etiquetas activas sea muy común hoy en día.

Las primeras potencialidades de aplicación serían la mejora de la seguridad clínica mediante una correcta identificación del paciente y su historia clínica, la mejora del registro de información clínica y de gestión (por ejemplo, los tiempos quirúrgicos), el hecho de proporcionar información sobre el estado del paciente a los acompañantes y la mejora de la gestión de recursos quirúrgicos con el análisis de la información de localización.

Fuente: Hospital Clínic de Barcelona
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