Países del sur de Europa como España tienen todavía grandes problemas de escasez de agua, pero el estrés hídrico aumenta también en lugares del norte de Europa, donde el uso que se hace del agua es insostenible. Estas son las conclusiones del nuevo informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) Recursos hídricos en Europa: afrontar el desafío de la escasez de agua y la sequía en la Unión Europea.
El informe de la AEMA que se presentará en el V Foro Mundial del Agua, que se celebra del 16 al 22 se marzo en Estambul (Turquía), confirma que en numerosos lugares de Europa el uso del agua no es adecuado y brinda recomendaciones para un nuevo enfoque en la gestión de los recursos hídricos.
A esto se añaden los efectos del cambio climático, que incrementará la gravedad y la frecuencia de las sequías en el futuro y exacerbará el estrés hídrico, sobre todo en los meses de verano. Sin contar con el uso ilícito del agua, en Europa se captan alrededor de 285 km3 de agua dulce al año, lo que representa una media de 5 300 m3 per cápita, el equivalente aproximado a dos piscinas olímpicas.
“Por lo que al agua se refiere, estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades. La solución a corto plazo para la escasez de agua ha consistido en extraer volúmenes cada vez mayores de agua superficial y subterránea. La sobreexplotación no es sostenible. Tiene un gran impacto sobre la calidad y cantidad del agua restante así como sobre los ecosistemas que de ella dependen”, ha afirmado Jacqueline McGlade, directora ejecutiva de la AEMA. Para McGlade es necesario reducir la demanda, minimizar la captación de agua y potenciar un uso eficiente.
España y el estrés hídrico
El informe muestra una España donde la sequía y el estrés hídrico ponen en peligro el abastecimiento de agua, sobre todo debido a la irrigación de los cultivos agrícolas. Aunque el área irrigada represente sólo el 14% de todos los cultivos, se emplea más del 50% del agua en la producción agrícola.
La AEMA demuestra también una incongruencia en el desarrollo de campos de golf en zonas áridas. En la cuenca del río Júcar, el número de hoteles se ha incrementado en 98.000 en los últimos años. En 2002, el Júcar tenía 19 campos de golf con una media de uso de agua de entre 6.5000 y 10.000 m3 por hectárea al año y se prevé que se instalen otros 55 campos de golf en esta zona.
No obstante, el informe destaca que, aunque el uso de agua para los campos de golf no es mayor que el del uso para la irrigación de la agricultura, existen soluciones para limitar el impacto de los campos: la reutilización de aguas residuales para la irrigación, ya que la mayoría procede de las aguas subterráneas.
En este sentido, España es el país europeo que más reutilización de aguas residuales realiza, con el uso de 347 Mm3 de aguas residuales al año, mientras que Europa utiliza de media el 2,4% del agua. El estrés hídrico se refleja también en el índice de explotación de agua en España, que es del 34%, y sobre todo en las cuencas de Andalucía y del Segura que son de 164% y 127% respectivamente. La cuenca del Segura ha bajado de entre 20 y 160 metros entre 1980 y 2000 por la disminución de los niveles de agua de los acuíferos.
Ante este panorama, España tiene, no obstante, el mayor número de reservas de agua: unas 1.200. Además, según el informe, España, Turquía y Rumania son capaces de aglomerar más del 40% de sus recursos renovables. Es también el país que más tecnologías de desalinización del mundo occidental emplea y se sitúa en cuarta posición en todo el mundo después de Kuwait, Emiratos Árabes y Arabia Saudi.
En la segunda jornada del V Foro Mundial del Agua, Marta Morén, directora general del Agua del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM), ha apostado por una serie de acciones futuras como la creación de una Estrategia Europea para la escasez de agua y la sequía, la creación de un Observatorio Europeo de la Sequía y la consideración de los efectos ambientales, sociales y económicos a largo plazo.
Recomendaciones para el uso sostenible del agua
Para la AEMA, la desalinización es una alternativa a las fuentes de agua convencionales, especialmente en las regiones de Europa afectadas por estrés hídrico como España. Sin embargo, sus elevadas necesidades energéticas y las salmueras resultantes del proceso deben tenerse en cuenta a la hora de evaluar el impacto global de la desalinización sobre el medio ambiente.
Otra solución sería desplazar la gestión del agua hacia la reducción de la demanda en lugar de hacia el aumento de la oferta. Por ejemplo, en todos los sectores, incluido el agrícola, las tarifas del agua deberían estar en función del volumen consumido. De esta manera, los gobiernos deberían introducir más planes de gestión de sequía y centrarse en el riesgo más que en la gestión de la crisis.
Además, los cultivos bioenergéticos, con un elevado consumo hídrico, deberían evitarse en aquellas zonas en las que hay escasez de agua. Seleccionar adecuadamente los cultivos y los métodos de irrigación mejoraría la eficiencia hídrica de la agricultura si se complementa con programas de asesoramiento a los agricultores. Los fondos nacionales y europeos, incluida la Política Agrícola Común de la Unión Europea, pueden jugar un papel importante a la hora de fomentar un uso sostenible y eficiente del agua en la agricultura.
El informe subraya que las autoridades deberían generar incentivos para un uso más generalizado de suministros de agua alternativos, como las aguas residuales tratadas, las “aguas grises” y la recogida de aguas pluviales, para mitigar el estrés hídrico.
La Agencia Europea del Medio Ambiente concluye que las medidas orientadas a sensibilizar a la población como el etiquetado ecológico, la certificación ecológica o los programas educativos en las escuelas son esenciales para lograr un uso sostenible del agua.