Tras cesar a Anne Glover como asesora científica de la UE, Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, ha anunciado que este papel será asumido por un comité independiente de siete científicos de alto nivel. La decisión ha sido muy controvertida en el mundo académico y genera muchas dudas, debido a la complejidad que conllevará su gestión. De momento, aún no se sabe cómo se elegirá o se financiará este grupo, ni se han concretado cuáles serán sus tareas específicas.
El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, causó un gran alboroto en el mundo académico cuando decidió cesar a Anne Glover como asesora científica de la UE a finales del año pasado, un puesto que esta microbióloga escocesa había ocupado desde 2012.
El cese fue solo el principio de una serie de cambios más profundos. Hace un par de semanas, Juncker anunció que el puesto de asesor científico quedaba definitivamente suprimido y que será reemplazado por una figura mucho más compleja: un panel independiente de siete científicos de alto nivel asumirá las funciones de asesoría y vigilancia del sistema de ciencia europeo –lo que se denomina watchdog en el mundo anglosajón–.
La comisión dice que con esta iniciativa se busca fortalecer la relación con los centros nacionales de investigación europeos.
Diseño complicado
Según opina James Wilsdon, profesor de ciencia y democracia de la Universidad de Sussex (Brighton, Reino Unido), en un editorial publicado en el último número de Science, “en papel, la solución parece buena, pero su diseño será complicado”.
En su texto, Wilsdon tiene buenas palabras para el trabajo realizado por Glover: “Durante tres años, fue una embajadora de primer nivel de la ciencia europea y una campeona de la evidencia científica en el diseño de políticas de Bruselas. Trabajó de manera incansable para construir una red de asesores que cubría a los 28 estados de la UE”, destaca.
Pese al malestar que causó el despido de la asesora, el profesor británico cree que la idea de recurrir a un comité para que ejerza estas funciones es adecuada. Además, agrega, “tal y como reconoció la propia Glover, el puesto no disponía de recursos para intervenir eficazmente en el delicado equilibrio de la toma de decisiones”.
Para diseñar la nueva maquinaria de asesoría científica, Juncker encargó a Carlos Moedas, comisario de Investigación e Innovación de la UE, un informe para la búsqueda de la mejor fórmula. El resultado fue el mencionado comité científico que será designado antes de final de este año.
‘Watchdogs’ del sistema
“Estos expertos, descritos por la comisión como watchdogs del sistema, serán totalmente independientes, pero contarán con el apoyo de un equipo de unos 25 funcionarios de la Dirección de Investigación de la CE. Está previsto destinar hasta seis millones de euros para centros académicos nacionales con el fin de que puedan desempeñar un papel más activo en servicios de asesoramiento”, describe el profesor.
Además, el Joint Research Centre se ocupará de desarrollar buenas conexiones de trabajo para este comité, agrega.
Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea. / EFE
En su editorial de Science, este experto dice que la solución propuesta por Moedas de otorgar una mayor participación a los centros académicos es un movimiento inteligente, ya que permitirá al comité un mejor acceso a las redes de conocimiento.
Sin embargo, “algunas de las partes del nuevo mecanismo todavía necesita ser afinadas”, subraya. “Anne Glover desató la reacción de los grupos antitransgénicos cuando habló en favor de los cultivos modificados genéticamente. ¿Podrá el nuevo grupo intervenir en debates controvertidos, o se limitará a responder a preguntas de la comisión?”, se pregunta el experto británico.
Criterio de excelencia
Otra duda que le surge es cómo se seleccionará a los integrantes del grupo. “La comisión ha dicho que el criterio principal será la excelencia científica, pero como ocurre en todos los organismos de la UE tendrá que tender el visto bueno de todos los países. Además, los integrantes del panel deberán proceder de varias disciplinas científicas, incluyendo ciencias naturales, sociales e ingeniería”, destaca.
La búsqueda de estos ‘siete magníficos’ empezará en cualquier momento. “Después de unos meses turbulentos, la Comisión Europea tiene la oportunidad de poner en marcha un sistema de asesoramiento científico verdaderamente independiente e interdisciplinar. Los científicos europeos, los diseñadores de políticas y, sobre todo, sus 500 millones de ciudadanos no merecen menos”, concluye James Wilsdon.
La comunidad científica europea le ha echado ya varios rapapolvos a Jean-Claude Juncker en su breve tiempo de mandato, uno de ellos por su decisión de eliminar el puesto de asesor científico y otro, a comienzos de este año, tras el anuncio de un recorte de 2.700 millones de euros en el gasto e investigación e innovación del programa Horizonte 2020 de la UE.
Los planes del presidente de la Comisión Europea eran transferir esta cifra al Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas (EFSI por sus siglas en inglés), cuyo objetivo es incrementar las inversiones en infraestructuras europeas hasta los 315.000 millones de euros para dar un impulso a la economía de la eurozona.
Sin embargo, Juncker se ha visto obligado a dar marcha atrás, al menos en parte, en estos planes, tras las protestas de los eurodiputados que consideraron que los recortes eran demasiado grandes. Las últimas negociaciones han logrado salvar 500 millones del tijeretazo.
Referencia bibliográfica:
James Wilsdon. "Watchdogs of the European system". Science, 28 de mayo, 2015