Emplean nuevas estructuras moleculares para crear nanoobjetos

El pasado marzo el Journal of American Quemical Society publicó una investigación de Jesús del Barrio, Luís Oriol y Carlos Sánchez sobre la formación de nanoobjetos a partir de copolímeros bloque. Los investigadores del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón han utilizado nuevas estructuras que dispersan en el agua unas moléculas, denominadas copolímeros bloque y que se autoorganizan creando nanohilos, láminas, bicapas o vesículas.

Emplean nuevas estructuras moleculares para crear nanoobjetos
Microfotografías obtenidas mediante cryo-Microscopía Electrónica de Transmisión de (a) nanofibras y (b) vesícula obtenidas por autoensamblado de copolímeros bloque con diferente generación del bloque dendrítico. Jesús del Barrio et al.

Estos sorprendentes resultados aportan información sobre el comportamiento de un nuevo tipo de materiales cuyas aplicaciones aún están por desarrollar, pero cuya importancia puede ser significativa.

El Grupo de Cristales Líquidos y Polímeros del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón (UZ-CSIC) en el que se engloba el estudio de polímeros funcionales para aplicaciones ópticas, tiene una amplia experiencia en la síntesis y estudio de materiales para almacenamiento óptico, estructuración de la materia con luz y óptica no lineal.

En la actualidad, los investigadores tratan de comprender el comportamiento de estas moléculas bajo diferentes estímulos, de manera que, por ejemplo, se pueda provocar la apertura de una membrana irradiándola y así liberar un fármaco contenido en su interior, lo que podría en el futuro servir para la administración de fármacos en zonas tumorales aumentando su efectividad y disminuyendo el riesgo.

Al margen de las posibles aplicaciones futuras que pueden derivarse, la importancia de este trabajo radica en la información que se ha obtenido sobre la síntesis de este tipo de compuestos, cómo se modifican sus propiedades al cambiar parte de la molécula y cómo afecta ello a la estructura que se forma, es decir, la relación entre su morfología y sus propiedades. Conocer todo este proceso podría suponer crear nuevos materiales cuya respuesta frente a un estímulo concreto pudiésemos controlar.

Otro ejemplo de esta línea de trabajo, es el uso de fotopolímeros para aplicaciones biomédicas que Miguel Lomba, de este grupo, desarrolla junto con Jesús Martínez de la Fuente del Instituto de Nanociencia de Aragón (INA). El material fotosensible al ser tratado mediante procesos fotolitográficos a escala microscópica polimeriza (se endurece) creando un dibujo en él, mientras el resto de material se elimina con disolventes.

Al depositar células sobre este material, tienden a crecer siguiendo la estructura creada litográficamente, con lo que podemos ser capaces de dirigir el crecimiento de las mismas. Se ha observado que en este crecimiento, influye tanto el tipo de material como la estructura dibujada sobre el mismo. Una de las ventajas que presenta este biomaterial es que es soluble y biodegradable, por lo que podría ser absorbido por el cuerpo, después de ayudar, por ejemplo, a la regeneración del tejido nervioso, en la que se trataría de dirigir el crecimiento de los axones.

Fuente: ICMA
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