El Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), en los actos de celebración de su 20º aniversario, reunió los días 2 y 3 de octubre a un grupo de expertos internacionales con el objetivo de reflexionar sobre el futuro ambiental del planeta. El trabajo de ambos días se resume en la Declaración de Barcelona 2008: retos y vías hacia la sostenibilidad de la Tierra. Dirigido a gobiernos y gestores de todo el mundo, el documento reclama la adopción inmediata de medidas para mitigar el cambio global y apuesta por una revolución cientifico-tecnológica para avanzar hacia un desarrollo coherente con la sostenibilidad.
Texto completo de la Declaración de Barcelona 2008: Retos y vías hacia la sostenibilidad de la Tierra
Las próximas tres décadas determinarán si la población del mundo alcanza el equilibrio entre la capacidad de la biosfera para soportarla o si los cambios catastróficos ambientales provocados por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación del aire y del agua y la sobreexplotación de los recursos naturales nos conducirán al final de la mejora del bienestar que ha caracterizado a la era moderna.
Los indicadores actuales son alarmantes. Las tendencias decrecientes en la condición medioambiental o bien continúan inalteradas desde hace décadas o bien se están acelerando más allá de nuestras peores proyecciones. Hay evidencias cada vez más sólidas de que los cambios irreversibles son inminentes o que ya han ocurrido.
El deterioro del medio ambiente global continúa a pesar de los esfuerzos internacionales, incluyendo la adopción de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los tratados para hacer frente al cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación del suelo. Claramente, la acción global para invertir las tendencias negativas es insuficiente, pero no es tarde para crear colectivamente un futuro viable. La escala, la urgencia y la severidad de los problemas implican que no hay medida demasiado pequeña como para no tenerla en cuenta, ni demasiado grande para ser considerada, ni es demasiado pronto para empezar a implementarla.
Nueve científicos de vanguardia de todo el mundo, reunidos en Barcelona bajo los auspicios del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), hacen un llamamiento para una nueva Revolución Científica y Tecnológica que abra vías de desarrollo coherentes con la sostenibilidad global. Por ello, instan a emprender las siguientes acciones:
· Una transición inmediata hacia sistemas de energía que no emitan carbono.
· Valorar los cambios de capital natural en las medidas de rendimiento económico.
· Implementar inmediatamente medidas para afrontar el cambio ambiental global.
· Otorgar poder a los países en desarrollo para que puedan jugar un papel más importante en las soluciones globales.
La transición a sistemas de energía que no emitan carbono tiene que ser inmediata. La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, el gas de efecto invernadero de origen humano más importante, ya ha excedido los niveles que se pueden considerar seguros para el clima de la Tierra. Esto hace necesario buscar inmediatamente vías para que la economía global abandone la dependencia de las energías emisoras de carbono. Los países desarrollados líderes son los que se encuentran en una posición óptima desde el punto de vista tecnológico, político y económico para iniciar esta transición inmediatamente mientras sacan una plena ventaja económica de una primera acción. La transferencia tecnológica simultánea a los países en desarrollo asegurará una reducción global de las emisiones, principalmente porque dichos países son los responsables de la mitad de las emisiones para el uso de combustibles fósiles.
El capital natural debe de tenerse en cuenta en las medidas de rendimiento económico. La riqueza de las naciones incluye sus capitales materiales, humanos y naturales. A la práctica, sólo el capital material se usa como indicador del nivel económico nacional. Como resultado, a pesar del aumento del producto interior bruto, hay países que son cada vez más pobres. Tener en cuenta los cambios en el capital natural (la capacidad de los ecosistemas para proporcionar beneficios a la sociedad en el futuro) en las medidas de rendimiento económico ayudará a los países a escoger vías de desarrollo más sostenibles y equitativas. Esto incluirá desligar la deforestación del desarrollo en regiones tropicales. Malgastar capital natural y destruir opciones para el futuro es una conducta irracional. Ocurre porque la información en la que basamos nuestras decisiones es incompleta. La inclusión del coste tota para la sociedad, ahora y en el futuro, en el precio de los productos y servicios podría poner el poder de las fuerzas del mercado al servicio de las soluciones sostenibles.
Una respuesta eficaz para adaptarse al cambio ambiental global tiene que comenzar ahora. Ya estamos experimentando los efectos del cambio climático y otros cambios ambientales, y estos impactos aumentarán rápidamente en el futuro. El desarrollo planificado a todos los niveles –global, nacional, regional y local– necesitará cambiar fundamentalmente para ser menos vulnerable a climas nuevos y más variables para afrontar cambios en los servicios de los ecosistemas subyacentes en los sistemas de soporte de la vida. Instituciones, organizaciones y gobiernos necesitan adoptar un conjunto de políticas y estructuras de gobierno más integrativas e interrelacionadas para aumentar su resiliencia ante los impactos del cambio global. El conocimiento está disponible para comenzar dichas acciones pero se necesitan profesionales más preparados para implementar acciones efectivas y compartir las lecciones aprendidas. Hay un conocimiento desconocido y sin uso sobre adaptación a riesgos específicos en países en desarrollo que necesita ser movilizado. Se necesita la investigación para asegurar que los programas de adaptación y las actividades son efectivos y eficaces localmente.
Los países en desarrollo tienen que poder jugar un papel más importante en las soluciones globales. La inversión inmediata en infraestructuras de investigación y capacidad humana es necesaria para mejorar los programas de investigación en áreas cruciales para el desarrollo. Esto creará la necesaria capacidad nacional/regional para afrontar los cambios globales presentes, reforzando tanto su capacidad de mitigación pero también de adaptación a los cambios, y proporcionará soluciones alternativas al desarrollo viables y apropiadas local y globalmente. La mejora de las infraestructuras de investigación en los países en desarrollo también mejorará la comprensión de la población sobre su ambiente y su responsabilidad hacia la sostenibilidad, y posibilitará escoger éticamente las vías que hay que seguir hacia el desarrollo.
Firmado: Harold Mooney (Stanford University, USA), Meinrat Andreae (Max Plank Institute, Germany), Carlos Nobre (INPE, Brazil), Robert Scholes (CSIR, South Africa), Lidia Brito (Mozambique), Kristie Ebi (USA), Ian Noble (World Bank, USA), Josep Penuelas (CREAF, Catalunya), Josep Canadell (CSIRO, Australia).