Un equipo de investigadores del Departamento de Química Orgánica de la Universidad de Santiago (USC) trabaja desde hace años en el diseño y síntesis de moléculas que actúen como potenciales agentes anti-Alzheimer. La finalidad es poder obtener en el futuro un medicamento para combatir esta enfermedad. Las compañías farmacéuticas ya están volcadas en su desarrollo, puesto que en la actualidad sólo existen fármacos destinados a paliar esta dolencia.
Una de las investigadoras de este equipo, que dirige Ramón Estévez, es la profesora Carmen Villaverde. La profesora incide en el hecho de que “la obtención de un nuevo fármaco exige entre cinco y diez años de investigación, además de una elevada inversión económica, mientras que las cifras de éxito se sitúan tan sólo entre el 1 y el 5 por ciento de resultados positivos”. Y señala que el primer paso para lograrlo es localizar la “diana terapéutica” contra la que tiene que actuar el fármaco, y que en la mayoría de los casos es una proteína.
Las proteínas que intervienen en el proceso del Alzheimer
Tal como recuerdan los investigadores, el Alzheimer se caracteriza por una pérdida gradual de la memoria, el deterioro del lenguaje y de las habilidades motoras. Ya en la última fase de la enfermedad, se produce un deterioro del control de las necesidades fisiológicas. La incidencia de esta dolencia es mayor en las mujeres que en los hombres y es más habitual a partir de los 65 años, de modo que su porcentaje se incrementa con la edad.
La investigadora explica cómo se produce esa pérdida de la memoria. Indica que recientemente se identificó una de las proteínas que interviene en el proceso del Alzheimer. “Se trata de una enzima que actúa en la formación de los elementos constituyentes de las placas peptídicas, que, al situarse en el medio de las neuronas, originan su muerte, la causa principal de la enfermedad del Alzheimer. Esta proteína es la beta-secretasa, una enzima de la familia de las aspartil proteasas y, por tanto, una diana terapéutica para luchar contra la enfermedad, ya que su regulación podría conducir a la cura del Alzheimer. La finalidad del equipo es encontrar moléculas que tengan como diana esa proteína, que actuarían como inhibidores de la acción de la beta-secretasa.
Síntesis de moléculas
El equipo de químicos de la Universidad de Santiago trabaja en el desarrollo de moléculas que actúen como inhibidores para impedir que la beta-secretasa actúe, dando lugar a la formación de las placas peptídicas. “La finalidad es encontrar moléculas que ocupen el sitio activo de la enzima e impidan que lleve a cabo el proceso de formación de los péptidos que forman las placas” -afirma Villaverde.
La investigadora señala que un grupo de investigación americano desarrolló el primer inhibidor, y publicó cómo era su unión al sitio activo de la beta-secretasa, datos de los que parten los investigadores para realizar este tipo de estudios. “Se trata de emplazar el nuevo inhibidor o molécula en el sitio activo de la beta-secretasa, de modo que la molécula encaje lo mejor posible en el hueco de la proteína” -indica-.
El proceso de investigación es muy largo. Primero se diseñan las moléculas y luego se sintetizan en el laboratorio, de lo que se encarga el equipo de Química Sintética. Además, en este proyecto colaboran con investigadores de Farmacia de la Universidad de Santiago, centrados en analizar la afinidad de las moléculas por la beta-secretasa. En el caso de encontrar una molécula interesante, el siguiente paso sería conocer su estructura real en el sitio activo de la enzima, labor que realizan los grupos de Cristalografía de la USC, que trabajan en la determinación de la estructura de las proteínas y de otras macromoléculas orgánicas.
Los investigadores de la Universidad de Santiago ya han sintetizado algunas moléculas, que en la actualidad están modificando, de modo que encajen mejor en su lugar de destino.