El Museo de Zaragoza ha presentado esta semana una escultura zoomorfa datada por los arqueólogos hacia el siglo V a. C. - en el periodo Íbero- , a la espera de estudios posteriores. La escultura se ha encontrado en el término municipal de Fabara, junto a un poblado Íbero a orillas del río Matarraña.
“Inicialmente parece un hallazgo muy importante, ya que no es frecuente hallar restos ibéricos tan antiguos en un contexto del valle del Ebro”, ha destacado Jaime Vicente, director general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón. La última escultura de estas características que se encontró en Aragón fue en los años 80 del siglo XX. En la actualidad hay en Aragón 5 esculturas del periodo Íbero.
Su encuentro fue casual y según las primeras observaciones se trata posiblemente de un felino. “La figura que probablemente formaba parte de un monumento, quizá de carácter honorífico, quizá funerario, aunque las propias condiciones de su hallazgo, en superficie, impiden por el momento conocer el contexto”, explicó Vicente.
La escultura en bulto redondo está realizada en arenisca local y tiene uno de los laterales totalmente erosionado por permanecer largo tiempo a la intemperie. El otro lateral se conserva en bastante buen estado al encontrarse cubierto por la tierra.
“Estamos ante la representación de un animal incompleto al que le falta la cabeza, casi todas las patas delanteras y la parte inferior de los cuartos traseros. Tiene una longitud de 83 centímetros”, añade un comunicado del Gobierno de Aragón.
La escultura se integra desde el momento de su hallazgo en las colecciones del Museo de Zaragoza. Su personal técnico ya han empezado los primeros trabajos de limpieza, conservación y análisis.
Cinco esculturas del período Íbero en Aragón
Las otras esculturas del periodo Íbero encontradas en Aragón son: los dos caballos del poblado del Palao de Alcañiz, un felino procedente de la antigua Tolous en Monzón, dos estatuas sedentes en Albelda y una cabeza de un personaje con gorro cónico, recuperada en las excavaciones de los años 80 del siglo XX, en la necrópolis tubular de la Avenida Martínez de Velasco en Huesca.
“Estas esculturas ayudarán a conocer la evolución artística de las diferentes manifestaciones gráficas que aparecen a partir del siglo VI a.C. en la comarca del Bajo Aragón y que entroncan con la tradición escultórica de la cultura Íbera en el sureste y sur peninsular”, apunta el director general de Patrimonio Cultural.