Después de días de incertidumbre, el laboratorio espacial Tiangong-1 ha realizado este lunes su reentrada en la atmósfera terrestre y se ha destruido sobre el Pacífico sur, según ha confirmado la Oficina de Ingeniería Espacial Tripulada de China. El gigante asiático ha utilizado este prototipo para probar tecnologías que usará en su futura estación espacial, que prevé concluir en 2022.
Durante la última semana las grandes agencias espaciales, como la NASA y la ESA, han seguido de cerca los últimos movimientos del laboratorio espacial chino Tiangong-1, que desde 2016 orbitaba descontrolado alrededor de la Tierra. Territorios como la península ibérica se llegaron a considerar como posibles zonas sobre las que se podría desintegrar.
Pero finalmente la nave ha reentrado este lunes en la atmósfera alrededor de la 1:15 h (hora peninsular española) sobre la región central del Pacífico sur, al noroeste de Tahití, y la mayor parte se ha incendiado y destruido, según ha informado la Oficina de Ingeniería Espacial Tripulada de China (CMSEO) y la agencia oficial de noticias Xinhua del país. Diversos científicos, aficionados y medios de comunicación han seguido el acontecimiento a través de cuentas de Twitter.
NW of Tahiti - it managed to miss the 'spacecraft graveyard' which is further south! pic.twitter.com/Sj4e42O7Dc
— Jonathan McDowell (@planet4589) 2 de abril de 2018
Enviado al espacio el 29 de septiembre de 2011 desde el centro de lanzamiento de satélites Jiuquan, en el noroeste de China, Tiangong-1 (nombre que significa ‘palacio celestial-1’) ha servido para probar tecnologías de encuentro y acoplamiento entre naves espaciales, así como para acumular experiencia que allane el camino para que el gigante asiático se convierta en el tercer país del mundo en construir una estación espacial. Está previsto que este complejo orbital comience a construirse en 2019 y se complete en 2022.
La piloto y astronauta china Wang Yaping impartió una clase de física a bordo de la estación Tiangong-1. / Randompath213
El prototipo que se acaba de destruir, del tamaño de un autobús y con un peso de 8,5 toneladas, ha estado en servicio durante cuatro años y medio, dos años y medio más de lo previsto, haciendo importantes contribuciones a la causa espacial tripulada de China, según los responsables de la misión.
De hecho, este laboratorio espacial se acopló con éxito a las naves Shenzhou-8, Shenzhou-9 y Shenzhou-10 y fue visitada por seis astronautas, entre ellos dos mujeres.
Una clase de física desde el espacio
Una de ellas, Wang Yaping, en junio de 2013 impartió una clase sobre física a bordo de Tiangong-1 dirigida a estudiantes que la siguieron desde la Tierra, una iniciativa divulgativa para inspirar el interés del público por la ciencia y la exploración espacial.
"El importante papel de Tiangong-1 será recordado en la historia espacial de China, ya que nos ayudó a acumular una valiosa experiencia para la construcción de la futura estación espacial", ha subrayado Huang Weifen, jefe de diseño del Centro de Astronautas de China.