Este 9 de febrero está previsto que la sonda de Emiratos Árabes Unidos se inserte en la órbita de Marte, una maniobra con un 50 % de posibilidades de éxito que seguirá de cerca una antena desde Madrid. Si prospera la misión, será la primera que facilitará una visión completa y diaria del sistema meteorológico de todo el planeta.
Tras su lanzamiento desde Japón en julio de año pasado y un viaje de 493.500.000 km durante siete meses, la sonda Hope de Emiratos Árabes Unidos (EAU) llegará a Marte el 9 de febrero. Está previsto que se inserte en su órbita sobre las 16:57 h (hora peninsular española), una operación no exenta de riesgos.
“Es la primera misión interplanetaria árabe, y los Emiratos serán la quinta nación (tras EE UU, Rusia, UE e India) en llegar al planeta rojo (China lo hará un día después)”, destaca el jeque Mohamed Bin Rashid, vicepresidente de los EAU y gobernante de Dubái, en su cuenta de Twitter, pero también reconoce que la sonda “tiene un 50 % de éxito de entrar en la órbita marciana, aunque ya hemos logrado el 90 % de nuestros objetivos de adquisición de nuevos conocimientos”.
Cuando Hope (Esperanza, en inglés) se acerque a la órbita del planeta rojo habrá una tensa y crítica media hora en la que la nave deberá reducir su velocidad desde 121.000 km/h a tan ‘solo’ 18.000 km/h.
Esta desaceleración brutal se realizará con la ayuda de propulsores pero de una forma completamente autónoma, ya que el retraso en la señal de radio con la Tierra impide cualquier intervención de los responsables de la misión desde el centro de control de la Emirates Mars Mission (EMM) en Dubái. Además, unos diez minutos después de la operación, la sonda se ocultará detrás de Marte.
“La Inserción en la Órbita de Marte (MOI, en inglés) es una de las fases más arriesgadas de la misión, ya que va a ser la primera vez que encenderemos el sistema de seis propulsores Delta-V (al menos deben funcionar cuatro) durante tanto tiempo: 27 minutos (desde las 16:30 hora peninsular)”, ha explicado en un seminario web Omran Sharaf, jefe de proyecto de EMM, quien ha recordado que uno de los requisitos que debían cumplir era “construir pero no comprar” estos sistemas.
Una antena del Complejo de Comunicaciones de Espacio Profundo de Madrid, situado en la localidad de Robledo de Chavela, será la encargada de recibir la señal durante esta crítica etapa, permitiendo confirmar el éxito o no de la misión. Después, según vaya girando la Tierra, tomarán el relevo en las comunicaciones otras estaciones situadas en Camberra (Australia) y Goldstone (EE UU).
“Todas las antenas de esta Red de Espacio Profundo desempeñan su papel, dependiendo de la hora del día y la ubicación relativa de cada antena respecto a Marte, pero con la que estaremos en contacto durante la inserción orbital y después de la ocultación será con la de Madrid”, confirma a SINC Hessa Al Matroushi, directora científica de la misión.
Al Matroushi subraya que los descubrimientos que realizará Hope en Marte serán realmente únicos: "Será la primera misión que ofrezca una visión completa y diaria del sistema meteorológico en todas las regiones del planeta. En particular, observará los cambios del clima marciano y la dinámica y las conexiones entre la atmósfera superior y la inferior, en toda la superficie marciana, a todas las horas del día y durante todas las estaciones de un año marciano completo (equivalente a dos en la Tierra)”.
La directora científica señala que hay muchas preguntas que desearían responder con esta misión: "¿Cómo responde la atmósfera inferior marciana a escala global, durante el día y a lo largo de las estaciones al forzamiento solar, cómo afectan las condiciones de toda la atmósfera del planeta a las tasas de escape atmosférico, cómo se comporta la exosfera marciana temporal y espacialmente...?”.
“En definitiva –añade–, esperamos que al comprender mejor la dinámica atmosférica de Marte, podamos entender mejor nuestro propio planeta y otros de nuestro universo”.
Para cumplir con sus objetivos, la nave, del tamaño de un todoterreno y con un peso de 1.350 kg (incluyendo 800 kg de hidracina como combustible), cuenta con tres instrumentos científicos. Uno es la cámara EXI, que captura imágenes en alta resolución y registra la cantidad de hielo, agua y ozono en la atmósfera inferior del planeta.
Los otros dos son espectrómetros: EMIRS, que mide la distribución global de polvo, nubes de hielo y vapor de agua en las capas inferiores de la atmósfera marciana, y EMUS, usado para cuantificar el oxígeno y el monóxido de carbono en la termosfera y las variaciones de los niveles de hidrógeno y oxígeno en la atmósfera superior.
Los datos, que se recogerán desde una órbita elíptica completada cada 55 horas y situada a entre 20.000 y 43.000 km, estarán disponibles para científicos de todo el mundo. Aunque antes de llegar a esa fase, habrá una previa de calibración y puesta a punto de los instrumentos que se prolongará hasta abril.
Las señales de radio con la información tardan de 13 a 26 minutos en viajar desde Hope hasta la Tierra. El periodo de contacto con el centro de control en Emiratos se limitará a 6 u 8 horas dos veces a la semana. En ese tiempo, se espera que se transfiera más de 1 terabyte de nuevos datos sobre la atmósfera de Marte y su dinámica.
La sonda Hope durante su proceso de ensamblaje. / MBRSC
Además de su objetivo científico, la construcción de Hope también ha servido para acelerar el desarrollo del sector espacial en su país promotor, que ha hecho coincidir la llegada de la nave al planeta rojo con el 50 aniversario de la creación de Emiratos Árabes Unidos.
Se trata de “desarrollar capacidades y transferirlas al sector privado para crear nuevos negocios que impacten en la economía”, ha destacado durante el webinar Sarah Al Amiri, ministra de Ciencias Avanzadas y directora de la Agencia Espacial de los EAU.
“Desde el primer día sabemos que solo la mitad de las misiones son exitosas, especialmente durante este crítico momento de entrar en la órbita de Marte”, ha reconocido Al Amiri, “pero para nosotros el éxito siempre ha sido el viaje, la experiencia desarrollada, las capacidades adquiridas, que los jóvenes puedan trabajar en el espacio y otros sectores relacionados”.
En este sentido, los responsables de la Emirates Mars Mission también han organizado actividades educativas y divulgativas paralelas para fomentar el interés por la ciencia y la tecnología entre los y las jóvenes emiratíes.
“En los EAU más del 70 % de los graduados universitarios son mujeres, y más de la mitad de los formados en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) también los son, resultado del fuerte impulso que el país ha dado a las mujeres para entrar en este ámbito científico-técnico en los últimos años”, apunta Al Matroushi.
“Así –concluye–, a través de nuestro programa espacial, hemos podido poner de relieve las oportunidades en este campo, y no cabe duda de que ha tenido un impacto significativo, ya que nosotras representamos el 34 % del equipo del Mohammed Bin Rashid Space Centre (MBRSC, donde se ha desarrollado esta misión) y el 80 % del equipo científico”.
Aunque la sonda Hope ha sido diseñada y construida a lo largo de seis años en el MBRSC de Emiratos, el proyecto ha contado con la colaboración de las universidades de Colorado, California, Arizona y Berkeley en EE UU para desarrollar los instrumentos científicos. Los más de 450 profesionales que han participado y los emiratíes en general cruzan ahora los dedos en esta etapa tan arriesgada de la misión.