Los factores más peligrosos para los anfibios son el cambio climático, las variaciones en el uso de la tierra y la quitridiomicosis –una enfermedad infecciosa causada por un hongo–. Estas circunstancias tienden a solaparse y tienen más incidencia en las zonas con mayor diversidad de especies.
El 30% de los anfibios se encuentran en situación de amenaza y los agentes principales de riesgo son más agudos en las zonas de mayor diversidad. Estos factores se presentan en muchas ocasiones de manera conjunta, lo que puede disminuir las poblaciones más rápido de lo que se estimaba hasta ahora. Así lo indica un nuevo estudio internacional en el que participa el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN, CSIC).
“Nuestro análisis ha mostrado que las zonas con más diversidad son más proclives a sufrir una o más amenazas que las áreas con menos riqueza de especies”, afirma a SINC Christian Hof, científico del Centro de Investigación en Biodiversidad y Clima de Frankfurt (Alemania) que realizó el estudio como trabajo de doctorado en el Museo Nacional de Ciencias Naturales y en la Universidad de Copenhague.
"El estudio investiga la distribución de las principales amenazas para los anfibios y concluye que existe un cierto grado de coincidencia entre las amenazas derivadas del cambio climático y de presión humana sobre el territorio", afirma Miguel B. Araújo, investigador del MNCN que también participa en el trabajo. Por tanto, las regiones que más sufren el calentamiento global coinciden con las más afectadas por el cambio del uso de la tierra.
Un tercer peligro, la enfermedad de hongos quitridiomicosis, se da de manera aislada.Es una infección causada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis. Afecta a la piel de los anfibios, que es un órgano muy importante para la respiración y otras funciones fisiológicas. "El solapamiento entre las áreas con elevados impactos climáticos y aquellas con alta probabilidad de ocurrencia del hongo que causa a enfermedad de los anfibios es muy bajo", asegura Araújo. "Esto es importante porque, durante años, se pensó que podría haber una sinergia entre cambio climático y el aumento de la virulencia de esta enfermedad", añade.
Debido a que su morfología y su fisiología son muy sensibles al clima, el calentamiento global afecta especialmente a los anfibios. “Muchas especies dependen del agua o de condiciones de humedad”, dice Hof. Por otra parte, “las modificaciones del uso del suelo por parte del hombre están destruyendo, degradando y fragmentando los hábitats naturales que los anfibios necesitan para sobrevivir”, explica.
Delinear las regiones de mayor riesgo
Para estudiar la distribución de las amenazas han hecho modelizaciones a partir de datos de la “Evaluación Global de Anfibios”, cifras del cambio climático del IPCC, predicciones del futuro impacto de la quitridiomicosis y perspectivas del cambio de uso de la tierra de la “Evaluación de los Ecosistemas del Milenio”.
Los autores han estudiado 5.527 especies de anfibios, pero la valoración que han hecho es global, no particular de cada una. “Con nuestro estudio no podemos predecir un riesgo de extinción específico para cada una de ellas, pero podemos definir geográficamente las regiones que tienen más probabilidad de ser amenazadas en el futuro”, explica Hof.
Los investigadores concluyen que los esfuerzos para la conservación de especies tienen que priorizarse en función de la localización tanto de las amenazas como de la biodiversidad. “Es necesaria más investigación básica acerca de la distribución de los anfibios, su sensibilidad a las amenazas y las interacciones entre estos factores de riesgo”, afirma Hof.
Referencia Bibliográfica
Christian Hof, Miguel B. Araújo, Walter Jetz y Carsten Rahbek. “Additive threats from pathogens, climate and land-use change for global amphibian diversity”. Nature 479, 17 de noviembre de 2011. Doi: 10.1038
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