La vacunación es de momento efectiva frente a la aparición de nuevas variantes, como la delta. No obstante, los expertos subrayan la importancia de tener la pauta completa para estar protegidos contra las nuevas versiones del virus.
La variante Delta (B.1.617.2) representará el 90% de los casos en Europa a finales de agosto, según las previsiones del Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades y la Agencia Europea de Medicamentos. ¿Es la vacunación efectiva contra esta y otras versiones del SARS-CoV-2?
“Las vacunas protegen contra las nuevas variantes cuando tienes la pauta completa de vacunación, particularmente de los síntomas graves de la enfermedad que requieren hospitalización”, resume Iñaki Comas, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto de Biomedicina de Valencia.
Numerosos estudios respaldan esta hipótesis. Un trabajo reciente, publicado en la revista Nature, concluye que las vacunas de Pfizer/BioNTech y Oxford/AstraZeneca continúan siendo efectivas contra la variante Delta, identificada inicialmente en la India, pero solo tras la segunda dosis.
“Una sola dosis no activa cantidades suficientes de anticuerpos neutralizantes”, advierte a SINC Oliver Schwartz, coautor del estudio e investigador del Instituto Pasteur, en París (Francia). Según Rafael Toledo, investigador de la Universidad de Valencia que no ha participado en el estudio, “es un trabajo científicamente bueno que redunda en la importancia de recibir las dos dosis de la vacuna”.
En la misma línea, la vacuna monodosis de Janssen también continúa protegiendo contra la nueva variante Delta hasta ocho meses después de recibirla, según resultados preliminares publicados a principios de julio en el repositorio bioRxiv.
No obstante, las personas que ya hayan pasado la covid-19 de manera natural tendrán suficiente con una sola dosis de la vacuna a los seis meses de haber superado la enfermedad, ya que poseen una respuesta inmune muy elevada y superior a la de quienes no han sido infectadas por el virus.
Más allá de la variante delta, investigadores de todo el mundo han publicado incontables artículos en revistas científicas, donde demuestran que las vacunas aprobadas actualmente continúan siendo efectivas contra otras variantes.
Por ejemplo, este trabajo, publicado a principios de julio en Cell Reports Medicine, señala que las vacunas son capaces de generar anticuerpos que reconozcan a las variantes del virus alpha (B.1.1.7.), beta (1.351) y gamma (P.1), identificadas por primera vez en Reino Unido, Sudáfrica y Brasil, respectivamente.
También a principios de julio, otro estudio aparecido en Nature Medicine, concluyó que la vacuna de Moderna tenía una efectividad de un 100 % contra la variante Alpha y de un 96 % contra la Beta, a las dos semanas de recibir la segunda dosis entre población vacunada de Qatar.
Las personas menores de 60 años que recibieron una primera dosis de la vacuna de Oxford/AstraZeneca y una segunda de otra vacuna, como la de Pfizer/BioNTech, también están protegidas contra las nuevas variantes.
Esta pauta de vacunación, conocida como heteróloga, induce mayores frecuencias de linfocitos T —tanto CD4 como CD8—, que protegen contra las nuevas variantes Alfa (B.1.1.7.), Beta (B.1.351) y Gamma (P.1), tal y como se desprende de un estudio publicado recientemente en la revista Nature.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) hace un seguimiento de las variantes de preocupación y de interés del nuevo coronavirus para saber si los cambios afectan a su transmisibilidad, severidad de la enfermedad o efectividad sobre las vacunas, terapias y pruebas diagnósticas.
En el caso de las vacunas, cualquier cambio del virus en la proteína de la espícula, situada en su característica corona, es especialmente preocupante, ya que son la puerta de entrada del SARS-CoV-2 al organismo y lo que desencadena la infección.
“Sabemos que estos cambios pueden reducir la capacidad de los anticuerpos de neutralizar las nuevas variantes del virus, pero no lo suficiente”, tranquiliza Comas sobre las nuevas formas del virus.
“Mientras no se consiga controlar los niveles de circulación del virus es probable que surjan nuevas variantes de interés para la salud pública”, advertía a finales de marzo Francisco Díez-Fuertes, investigador en el Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).