Un equipo internacional de investigadores ha estudiado un nuevo biomarcador que podría ser útil para identificar a pacientes con glioblastoma, un tipo de tumor cerebral recurrente. El hallazgo, publicado hoy en la revista Cancer Research, destaca que gracias a este biomarcador los pacientes responderán mejor a una terapia que actúe sobre el factor de crecimiento endotelial antivascular, que estimula la formación de nuevos vasos sanguíneos.
Cediranib es un potentísimo inhibidor de los receptores tirosina-quinasa del factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF) que se encuentra en fase de investigación y se administra por vía oral una vez al día. Los investigadores pudieron determinar el mecanismo de acción de este fármaco, empleando técnicas de resonancia magnética (MRI), y ver qué pacientes se beneficiaban del fármaco y cuáles no.
“La combinación de MRI con biomarcadores sanguíneos fue eficaz para identificar a los pacientes que respondían mejor al tratamiento”, afirma A. Gregory Sorensen, investigador del Hospital General de Massachusetts (EE UU). “Si este enfoque queda validado por estudios más extensos, podríamos usar estas herramientas para seguir suministrando a los pacientes terapias a las que sus tumores respondan, y cambiar las terapias de los que no responden mucho antes”.
Sorensen y sus compañeros pretendían encontrar los posibles biomarcadores para predecir qué pacientes responderían mejor a la terapia antiangiogénica en la fase inicial del tratamiento mediante el uso de la MRI.
“Esperamos desarrollar biomarcadores que ayuden a los médicos e investigadores a saber si un paciente está respondiendo; si no lo está haciendo, podemos pasarle a una terapia más efectiva, y si lo está haciendo, podemos continuar con el tratamiento, incluso si el tratamiento conlleva riesgos o efectos secundarios”, dice Sorensen.
Empleando una técnica de MRI avanzada, los investigadores midieron la normalización vascular antes y un día después de que los pacientes recibiesen el cediranib. Realizaron análisis de sangre y examinaron las correlaciones entre los parámetros vasculares y la respuesta al tratamiento tras una única dosis de cediranib en pacientes con glioblastoma recurrente. Se midieron todos los biomarcadores en 28 pacientes.
El análisis mostró que los pacientes cuyo grado de normalización vascular, un mecanismo importante en el funcionamiento de estos fármacos en los pacientes con cáncer, era mayor tenían una mayor duración de la supervivencia general, así como de supervivencia sin progresión del cáncer, según Rakesh K. Jain, otro de los investigadores del estudio. La mediana de la tasa de supervivencia general era de 227 días; algunos pacientes vivieron unos dos años y otros vivieron menos de dos meses.
Estos hallazgos tienen que ser ahora validados con otros estudios prospectivos más amplios. Actualmente, los investigadores están realizando varios estudios basados en estos prometedores resultados, en un intento de valorar los beneficios y la supervivencia prolongada de estos pacientes.
Uno de ellos es un ensayo que comparará a pacientes tratados con quimioterapia normal, los tratados con cediranib y los tratados con una mezcla de ambos, para valorar los efectos y la prolongación de la vida en los tres grupos de estudio. Otro estudio, en el que los pacientes acaban de empezar a participar, es un ensayo entre pacientes con un glioblastoma recién diagnosticado. Los investigadores prevén evaluar los efectos del tratamiento en pacientes tratados con este fármaco combinado con la radioterapia y quimioterapia convencionales.