Los líquidos iónicos son sales orgánicas que permanecen en ese estado a temperaturas menores a los 100º C. Desde finales de la década de 1990, estos líquidos, formados por cationes orgánicos de gran tamaño y por aniones pequeños, generaron gran interés, tanto a nivel científico cómo tecnológico, debido a sus propiedades y potenciales aplicaciones en la industria. El carácter iónico de estas sales hace que tengan una presión de vapor muy baja, lo que a su vez provoca que sean poco volátiles, por esa razón se pretende emplearlas como disolventes en la industria, ya que disminuye la emisión de vapores a la atmósfera y, por lo tanto, se reduce el impacto al medio ambiente.
Aunque el interés científico que rodea a estos compuestos creció en los últimos años, la mayoría de las investigaciones se enfocan a crear nuevos métodos de síntesis y a trabajar con compuestos puros y sus aplicaciones en la industria, sin embargo “existen muy pocos trabajos que involucren estudios de mezclas de líquidos iónicos con compuestos orgánicos y casi no hay información sobre sus propiedades termodinámicas”, explica Gonzalo Rafael García, quien consciente de esta carencia centró su tesis doctoral en el estudio de los líquidos iónicos en mezclas binarias a través de sus propiedades termodinámicas.
Las posibilidades de los líquidos iónicos
A través de su investigación y de los experimentos realizados, García demostró la fiabilidad de su hipótesis inicial según la cual “los líquidos iónicos presentan asociación cruzada con todos los disolventes y, además, el agua y el etanol pueden autoasociarse”.
Por otra parte, en su tesis muestra que además de reducir el impacto medio ambiental, “los líquidos iónicos son fácilmente recuperables, poseen una alta estabilidad térmica y electroquímica y no son inflamables”. Debido a estas características fueron probados en diversos procesos como catalizadores, disolventes, medios de separación y extracción, fluidos térmicos y lubricantes, así como en procesos de electroquímica, petroquímica, bioquímica y en otras áreas obteniendo resultados positivos. Ante este panorama tan prometedor, “pueden ser empleados en la industria como disolventes de diseño, optimizando de este modo el proceso en el que se utilicen”, indica García.
Metodología del estudio
Mediante la medición experimental de propiedades como la densidad, la capacidad calorífica isobárica y la entalpía de mezcla, en función de la temperatura, García estudió el comportamiento de varias propiedades de estos compuestos que le permitieron realizar “una caracterización termodinámica de los sistemas líquido iónicos mezclados con un disolvente orgánico”. A partir de estos datos obtuvo el volumen molar de exceso y la capacidad calorífica isobárica molar de exceso, magnitudes que le sirvieron posteriormente para obtener los parámetros del modelo ERAS que empleó en el análisis de los mecanismos microscópicos que intervienen en el proceso de mezcla.