La cirugía bariátrica, o reducción de la capacidad gástrica, es una de las opciones más duraderas para conseguir una pérdida de peso notable en las personas obesas. Un estudio en el que participa un investigador español afirma que los efectos de esta intervención, con una complejidad médica media, no son solo físicos, sino también psicológicos.
La calidad de vida de una persona con obesidad que se somete a cirugía bariátrica mejora notablemente. Este tipo de intervenciones inducen la pérdida de peso mediante la reducción del tamaño o la capacidad gástrica. Ahora, un nuevo trabajo, con participación española, analiza también las consecuencias psicológicas de la intervención.
Anteriores estudios (Sikorski et al., 2011) ya apuntaban como además de las consecuencias para la salud física, las personas obesas se enfrentan a un considerable estigma social. Hasta ahora, los cirujanos utilizaban la cantidad de pérdida de peso como el resultado postoperatorio principal, sin tener en cuenta otras condiciones médicas asociadas.
Alejandro Magallares, investigador de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y coautor del estudio, revisó 21 artículos científicos sobre la relación entre calidad de vida y peso –medida con el cuestionario SF-36, que ofrece una perspectiva del estado de salud de la persona– en población obesa antes (2.680 sujetos) y después (2.251 sujetos) de someterse a esta cirugía.
“Se halló un aumento tanto de la calidad de vida relacionada con los aspectos psicológicos como en los físicos después de la intervención quirúrgica”, explica a Sinc Magallares. Los resultados se publican en la revista Psychology, Health & Medicine.
Para los autores, este estudio comprende la información más actualizada y completa sobre la calidad de vida relacionada con la salud en las personas obesas antes y después de la cirugía bariátrica.
Dichos procedimientos provocan cambios dinámicos en el tamaño y la forma del estómago que pueden causar algunas complicaciones gastrointestinales postquirúrgicas, como diarrea, estreñimiento o vómitos. A pesar de ello, se vio que los efectos positivos eran realmente importantes, especialmente para el caso de la calidad de vida referida a aspectos físicos.
“Tanto la salud física como la psicológica mejoran después de realizarse la operación, y ese aumento de la calidad de vida es especialmente significativo en el área física”, subraya el científico español.
Más allá de la estética
Según la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad Mórbida y de las Enfermedades Metabólicas, “la cirugía bariátrica no es una cirugía estética, no está libre de riesgos, no es fácil y no es mágica. Al igual que otros tratamientos para la obesidad, requiere de cambios en el estilo de vida y mantener dietas saludables para garantizar resultados a medio y largo plazo”.
Los expertos opinan que se trata de la alternativa que ofrece los resultados más duraderos para las personas en las que las estrategias clínicas –como la dieta y el ejercicio físico– fallan. Las cirugías realizadas buscan dos objetivos: reducir la ingesta de alimento o la capacidad de absorción.
Está indicada solo para aquellos pacientes con obesidades mórbidas con un índice de masa corporal (IMC) superior a 40kg/m2, o bien para aquellos con obesidad grave y patologías asociadas. A las personas con IMC inferior a 35kg/m2 no se les aconseja esta intervención, pero sí otros tratamientos no quirúrgicos, farmacológicos y dietético-conductuales.
Referencia bibliográfica:
Alejandro Magallares y Georg Schomerus. ‘Mental and physical health-related quality of life in obese patients before and after bariatric surgery: A meta-analysis’. Psychology, Health & Medicine, 2014. http://dx.doi.org/10.1080/13548506.2014.963627
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