Un estudio de consumidores en Polonia, Grecia, España y Países Bajos, en el marco del proyecto europeo Isafruit, ha puesto de manifiesto que las personas con preferencia para los sabores ácidos consumen más fruta que aquellas que se decantan para los sabores dulces. Los consumidores del sur de Europa se inclinan por los salados y los del este europeo por los ácidos.
El consumo de fruta es uno de los factores clave para conseguir una dieta equilibrada y prevenir el riesgo de enfermedades crónicas para el organismo. Una nueva investigación ha examinado los factores que determinan este consumo, explorando la relación entre la preferencia de los consumidores por los snacks dulces y salados y los sabores dulces, salados y ácidos de la fruta.
Los resultados, que se publicarán próximamente en la revista científica British Food Journal, han mostrado que los consumidores que se decantan por los sabores ácidos comen más fruta que aquellos que eligen los sabores dulces.
El estudio es obra del l’Institut de Recerca i Tecnología Agroalimentaria (IRTA), adscrito al Departamento de Agricultura de la Generalitat de Cataluña, y del Instituto para la Economía Agrícola del Centro de Investigación y Universidad de Wageningen (Países Bajos).
La encuesta, realizada en Polonia, Grecia, España y Países Bajos, también ha permitido obtener información sobre las características socio-demográficas de los entrevistados, así como su preferencia respecto a una alimentación orientada a la salud, la comodidad, el precio o la rutina. Así pues, los consumidores de sabores ácidos han mostrado otorgar poca importancia a la comodidad y tener comportamientos de consumo de fruta más habituales que aquellos que optan por los sabores dulces.
Según los investigadores, el vínculo entre la preferencia por los ácidos y esta conducta rutinaria puede ser explicado en términos de educación alimentaria. La Dra. M. Dolors Guàrdia del Programa de Tecnología Alimentaria del IRTA explica que, según lo que sabemos, “los consumidores con preferencia por los sabores más complejos, como el ácido, son consumidores habituales de fruta desde su infancia”.
Por tanto, fomentar el consumo de fruta durante esta etapa del desarrollo humano favorecería la aceptación de alimentos con texturas y propiedades sensoriales nuevas. Así, “estas personas están más abiertas a la hora de probar alimentos para ellos no familiares”, afirma la investigadora.
La investigación también destaca que existe cierta distribución geográfica en términos de preferencia por el sabor dulce, ácido y salado, de manera que los consumidores del sud de Europa prefieren los sabores salados mientras que los de la Europa oriental se decantan por los sabores ácidos.
Referencia bibliográfica:
Sijtsema, S.J., Reinders, M.J., Hiller, S.R.C.H., Guàrdia, M.D. (2012). Fruit and snack consumption related to sweet, sour and salty taste preferences. British Food Journal, 114 (5).