Menos ácidos grasos saturados en la leche de ovejas alimentadas con algas y aceite de girasol

La inclusión de aceite de girasol y microalgas marinas en la dieta de las ovejas ha conseguido que se reduzcan los ácidos grasos saturados presentes en su nutritiva leche, así como que se potencien otros ácidos beneficiosos para la salud, como el linoleico conjugado. El estudio se ha realizado en el Instituto de Ganadería de Montaña (IGM) de León.

Menos ácidos grasos saturados en la leche de ovejas alimentadas con algas y aceite de girasol
Ovejas del IGM. Foto: IGM/DICYT

Titulado Suplementación de la dieta de ovejas lecheras con aceite de girasol y lípidos marinos para modificar la composición de la grasa de la leche y derivado de la tesis de Pablo Gutiérrez Toral, doctor por la Universidad de León, el trabajo en el que se desarrolla esta investigación ha sido galardonado con el octavo premio Carlos Luis de Cuenca, otorgado por la Real Academia de Ciencias Veterinarias (RACV).

Además de disminuir la cantidad de ácidos grasos saturados y de aumentar la del linoleico conjugado -éste potencialmente positivo para prevenir la obesidad y el cáncer-, el uso de lípidos marinos en la dieta de las ovejas ha permitido reducir la relación de los ácidos grasos omega-6 y omega-3 de la grasa de la leche, algo de gran importancia para aminorar el riesgo de sufrir patologías crónicas de gran prevalencia como determinados tipos de cáncer, así como enfermedades de tipo inflamatorio, autoinmunes y cardiacas, ha explicado a DiCYT Gutiérrez Toral.

El porcentaje de aumento de algunos compuestos potencialmente beneficiosos en el contenido lácteo, como el ácido vaccénico o el mismo CLA, fue "sorprendente" en el caso de las ovejas. Los resultados obtenidos en la investigación confirman, asimismo, que con esta alimentación los animales son menos propensos a los efectos negativos asociados uso de lípidos en la dieta del vacuno. El estudio también ha aportado información sobre las posibles rutas metabólicas de estos ácidos grasos en los rumiantes. ha destacado.

A pesar de estos aspectos positivos, los investigadores también estudian los posibles efectos negativos del uso combinado en la dieta de estos animales de aceite de girasol y lípidos de origen marino, ya que podrían afectar al rendimiento del ganado, principalmente por una reducción en el contenido de grasa de su leche; así como incrementar los ácidos grasos trans de la leche, los cuales suelen estar presentes en determinados procesos industriales.

Alimentos funcionales

La mejora del valor nutricional de la leche de oveja mediante estos cambios en la alimentación del ganado haría más atractivo este producto para los consumidores, los cuales hoy se preocupan por el carácter saludable de los alimentos. "Al asociarse estos productos con un beneficio neto para la salud humana, podríamos contribuir" además "a mejorar la competitividad del sector ovino lechero", ha manifestado el investigador.

Gutiérrez Toral ha matizado que, aunque el consumidor valora estos potenciales bienes sobre su organismo de estos productos funcionales, actualmente sigue apreciando por encima de este factor el que el sabor de estos alimentos sea el que desea, de ahí la importancia de que la leche mantenga intacta esta propiedad. "En nuestro país, y en general en Europa, el consumidor aprecia mucho el sabor de los alimentos, por encima de los posibles efectos beneficiosos que estos puedan tener. Por lo tanto, aquellos alimentos funcionales que mantengan las propiedades organolépticas de los productos tradicionales tendrán siempre mejor acogida", ha incidido.

Durante décadas en las zonas desfavorecidas se han añadido suplementos lipídicos a la dieta de los rumiantes para cubrir sus necesidades energéticas en las explotaciones lecheras. En muchos casos, se han utilizado cantidades relativamente altas (seis por ciento de la ración o más) de aceites protegidos, como las sales cálcicas de aceite de palma, pero esto puede tener un efecto negativo sobre la calidad de la grasa láctea, ya que aumenta el contenido de algunos ácidos grasos saturados considerados como perjudiciales, como el palmítico.

La propuesta de esta investigación del IGM pasaría por utilizar otros tipos de aceites en forma libre y en cantidades relativamente bajas (dos o tres por ciento de la ración). "El coste podría ser asumible por el ganadero siempre que esto le aporte un beneficio extra en la venta del producto, de ahí la importancia de que las centrales lecheras paguen la leche en función de su calidad", ha detallado.

Las ovejas lecheras, poco estudiadas

Frente a las vacas, las ovejas lecheras han recibido muy poca atención en investigación científica, a pesar de las importantes diferencias entre especies que explicarían, por ejemplo, que la leche de oveja aporte con su consumo cantidades más elevadas de calcio, aminoácidos esenciales, vitamina B2, carnitina, ácido linoleico conjugado (CLA) y ácidos grasos de cadena corta que la leche de vaca.

Este trabajo se encuadra dentro de una línea de investigación que desde hace siete años se desarrolla en el grupo de Pilar de Frutos, doctora del Instituto de Ganadería de Montaña de León, y recoge una parte de los resultados obtenidos en este tiempo en este centro, en colaboración con el Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación CIAL (CSIC-UAM) de Madrid y del MTT-Agrifood Research de Finlandia.

Fuente: DICYT
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