Investigadores de la Universidad de Sevilla han desarrollado un nuevo mecanismo para fabricar estructuras creadas a partir de residuo agrícola y micelio de hongo que pueden tener propiedades aislantes térmicas y acústicas. Esta invención propone una serie de diseños y prototipos para paneles aislantes, módulos de pared o componentes modulares para conformar estructuras por agregación que delimitan espacios o sirven como soporte para jardines verticales.
Un equipo de la Facultad de Química y la ETS de Arquitectura de la Universidad de Sevilla han desarrollado un nuevo procedimiento para el crecimiento de estructuras 100% orgánicas y biodegradables a partir de distintas clases de residuo agrícola y micelio de diferentes especies de hongo.
Estas estructuras se obtienen creciendo micelio de hongo sobre sustrato agrícola dentro de moldes. El micelio digiere parte del sustrato y crece como conglomerante, aportando la rigidez y la coherencia necesarias para obtener estructuras biodegradables aislantes, cuya forma reproduce la del molde.
Algunos de los residuos agrícolas utilizados son paja, virutas de madera, hojas, cáscara de arroz o cáñamo y las especies de hongo empleadas principalmente son Pleurotus ostreatus, Lentinula edodes y Ganoderma lucidum.
La novedad fundamental de la invención radica en el procedimiento de crecimiento del micelio sobre el sustrato agrícola y en el uso de estas estructuras como aislantes en el ámbito de la arquitectura y la construcción. Esta invención propone una serie de diseños y prototipos para usos específicos como paneles aislantes, módulos de pared o componentes modulares para conformar estructuras por agregación que delimitan espacios o sirven como soporte para jardines verticales.
Uso de productos no contaminantes
El cultivo de micelio de hongo sobre sustrato agrícola para generar estructuras aislantes apuesta por la generación de productos que no producen un impacto negativo sobre el medio porque no contaminan. Además, al final de su vida útil, sirven como nutrientes para el suelo.
Los actuales paneles aislantes derivados de las espumas del petróleo contaminan ya que el medio no los puede asimilar. En caso de incendio emiten gases tóxicos y en su proceso de fabricación se consume energía eléctrica y se emiten grandes cantidades de CO2.
“Haciendo estos mismos paneles con micelio se evitarían todos estos problemas. El medio no reabsorbe una espuma derivada del petróleo, pero sí los residuos agrícolas y el micelio de hongo”, explica Eduardo Mayoral, investigador responsable de la patente en busca de empresas interesadas en su explotación.
En la Universidad de Sevilla es el Secretariado de Transferencia de Conocimiento y Emprendimiento el encargado de asesorar y gestionar la protección de estos resultados, así como de negociar los acuerdos de licencia y trasferencia a las empresas interesadas.