Utilizando ratones como modelos, los investigadores de Antropología Evolutiva del Instituto Max Planck (Alemania) atribuyen algunas de las diferencias entre humanos y chimpancés a la dieta. Las diferencias en la expresión genética en ratones alimentados con dieta humana y de chimpancé aparecen en un artículo publicado en la última edición de la revista de acceso abierto PLoS ONE.
El ser humano consume una dieta diferente en comparación con otros simios. No sólo consumimos mucha más carne y grasa, sino que también cocinamos nuestra comida. Se ha planteado la hipótesis de que la adopción de estos patrones dietéticos desempeñó un papel clave durante la evolución humana. No obstante, hasta la fecha, no se ha examinado ampliamente la influencia de la dieta sobre las diferencias genéticas y fisiológicas entre los humanos y otros simios.
Alimentando ratones de laboratorio con distintas dietas humanas o de chimpancé durante un periodo de tan sólo dos semanas, los investigadores de Antropología Evolutiva del Instituto Max Planck en Leipzig, Alemania, fueron capaces de reconstruir alguna de las diferencias fisiológicas y genéticas observadas entre los humanos y los chimpancés.
Los investigadores alimentaron a los ratones de laboratorio con una de tres dietas: una dieta basada en vegetales y fruta crudos servida a los chimpancés en los zoológicos, una dieta humana consistente en los alimentos servidos en la cafetería del Instituto o un menú de comida rápida (esta última causó en los ratones un aumento significativo del peso).
La dieta de chimpancé fue "claramente distinta" a las dos dietas humanas con respecto a su efecto sobre el hígado ―se observaron miles de diferencias en los niveles de expresión de genes en los hígados de los ratones―. No se observaron tales diferencias en los cerebros de los ratones. Una fracción significativa de los genes que cambiaron en los hígados de los ratones había sido anteriormente identificada como diferente entre humanos y chimpancés. Esto indica que las diferencias observadas en estos genes concretos podrían estar originadas por la distinta dieta humana y de los chimpancés.
Además, los genes relacionados con la dieta también parecen haber evolucionado más rápido que otros genes ―las secuencias promotoras y de la proteína de estos genes cambió más rápido de lo esperado, posiblemente debido a la adaptación a la nueva dieta―.