El Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental y el Instituto de Investigación Hospital del Mar han liderado el primer estudio que examina la genotoxicidad del agua de las piscinas cubiertas tratadas con cloro. Los resultados se han obtenido sobre un grupo de 49 nadadores y deberán confirmarse en estudios más amplios.
“Los subproductosgenerados a partir del cloro usado para desinfectar las piscinas podrían tenerconsecuencias negativas para la salud”. Así lo afirma un estudio internacionalpublicado en la revista Environmental Health Perspectives y coordinadopor el Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental y el Instituto deInvestigación Hospital del Mar.
Deltrabajo se desprende que sería recomendable reducir el uso de desinfectantes enlas piscinas cubiertas y seguir escrupulosamente las normas de higiene.
El estudioha analizado la presencia de subproductos de la desinfección (DBPs) en el aguade dos piscinas cubiertas, una tratada con cloro y otra con bromo. Estos DBP son el resultado de las reacciones químicas que se producen entre los desinfectantes y la materia orgánica presente en las piscinas, en muchos casos introducida por los mismos nadadores a través del sudor, la piel y la orina.
Estudios epidemiológicos previos habían encontrado una asociación entre la exposición aestos productos y un pequeño incremento en el cáncer de vejiga. En el nuevo trabajo también han participado investigadores del Hospital Clínic de Barcelonayde la Universidad Autónomade Barcelona junto a científicos de EE UU, Alemania y Holanda.
Los investigadores estudiaron los efectos respiratorios y los cambios a corto plazo que se produjeron en los biomarcadores de genotoxicidad de 49 sujetos trasnadar durante 40 minutos en una piscina cubierta tratada con cloro.
El análisis del aire exhalado por los nadadores tras 40 minutos de ejerciciomostró un aumento de micronúcleos en sangre, un biomarcador que indica daños enel ADN y que se considera como indicador de riesgo cancerígeno; además de unincremento de la mutagenicidad urinaria, relacionada con la exposición aagentes genotóxicos.
Se necesitan más estudios
También se encontró un ligero incremento de la proteína CC16 en suero, lo que sugiere un aumento de la permeabilidad en el epitelio pulmonar. Aún así, los investigadoresson cautos.
“Este aumento, que se había detectado previamente en un estudio en Bélgica, se puede deber tanto a la exposición a DBPs como al propio ejercicio físico. Por ello,se necesita investigación adicional para clarificar la relevancia clínica deeste cambio y su posible relación con el asma”, explica Cristina Villanueva,del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental.
Losinvestigadores también han análizado el número de subproductos de desinfecciónpresentes tanto en el aire como en el agua de dos piscinas tratadas con cloro y bromo, y han identificado más de 100 sustancias, algunas nunca descritas antes ni en piscinas ni en agua potable (que también es tratada con cloro).
Losensayos in vitro demuestran que el agua de ambas piscinas es mutagénica a unnivel similar al del agua potable, aunque más citotóxica que ésta (puede matara las células a más baja concentración).
En cualquier caso, dado que las exposiciones estudiadas son de corta duración yque se trata de un muestra pequeña de sujetos, los científicos afirman que son necesarias más investigaciones sobre los efectos genotóxicos y respiratorios que producen estos compuestos, así como sobre el agua de las piscinas endiversas condiciones de mantenimiento y uso.
Nadar no es peligroso
“Nadar no es peligroso. Aunque pudiera haber daño genético o un pequeño incremento en el riesgo de cáncer en los nadadores habituales, no es comparable con el producido por el tabaco, por ejemplo”, explica Joan Grimalt, investigador del Institutode Desarrollo Ambiental y Estudios del Agua (CSIC).
Las conclusiones del trabajo recomiendan reducir los niveles de desinfectantes, así como aplicar de forma rigurosa medidas tan sencillas como ducharse antes denadar, usar gorro, evitar orinar en las piscinas y hacer un mantenimiento adecuado de las mismas.
Este estudio ha sido financiado por las organizaciones españolas Plan Nacional yFondo de Investigación Sanitaria del Instituto de Salud Carlos III y por la United States Environmental Protection Agency.
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Referencias bibliográficas:
ManolisKogevinas, Cristina M. Villanueva, Laia Font‐Ribera, Danae Liviac, Mariona Bustamante, FelicidadEspinoza, Mark J. Nieuwenhuijsen, Aina Espinosa, Pilar Fernandez, David M.DeMarini, Joan O. Grimalt, Tamara Grummt, y Ricard Marcos. “GenotoxicEffects in Swimmers Exposed to Disinfection By‐ Products in Indoor Swimming Pools”.Environmental Health Perspectives.
http://ehponline.org/article/info:doi/10.1289/ehp.1001959.
Laia Font‐Ribera,Manolis Kogevinas, Jan‐PaulZock, Federico P Gómez, Esther Barreiro, Mark J. Nieuwenhuijsen, PilarFernandez, Carolina Lourencetti, Maitane Pérez‐Olabarría, Mariona Bustamante,Ricard Marcos, Joan O. Grimalt, y Cristina M. Villanueva. “Short‐Term Changes in RespiratoryBiomarkers after Swimming in a Chlorinated Pool”. Environmental Health Perspectives.
http://ehponline.org/article/info:doi/10.1289/ehp.1001961.
Susan D. Richardson, David M. DeMarini, ManolisKogevinas, Pilar Fernandez, Esther Marco, Carolina Lourencetti, ClaraBallester, Dick Heederik, Kees Meliefste, A. Bruce McKague, Ricard Marcos, LaiaFont‐Ribera, JoanO. Grimalt, and Cristina M. Villanueva. “What’s in the Pool? A ComprehensiveIdentification of Disinfection By‐Products and Assessment of Mutagenicity of Chlorinated and
Brominated Swimming Pool Water”. Environmental Health Perspectives.
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