Investigadores de empresas y centros de investigación europeos, como la Universidad Carlos III de Madrid, se han propuesto introducir robots en un hospital de Lisboa (Portugal) donde se trata a enfermos de cáncer. El objetivo es desarrollar estas máquinas para que se relacionen con los niños ingresados.
Introducir una flota de robots sociales en un hospital para interaccionar con niños que se encuentran afectados de cáncer. Ese será el resultado final de un nuevo proyecto de investigación internacional para diseñar y construir estos ingenios y avanzar así en el estudio de sociedades mixtas de humanos y robots.
El proyecto Multi-Robot Cognitive Systems Operating in Hospitals (MOnarCH), en el que participan investigadores de casi una decena de empresas y centros de investigación europeos incluida la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), desarrollará los robots y los pondrá a prueba con los niños ingresados en la planta pediátrica del hospital del Instituto Portugués de Oncología de Lisboa.
Hay varios casos que demuestran que la interacción con robots resulta beneficiosa para determinados enfermos. En Reino Unido, por ejemplo, existen estudios que han explorado las posibilidades de utilizar robots sociales con niños que padecen autismo. Y en Japón, el robot Paro –con forma de cría de foca de pelo blanco y ojos negros– se ha empleado con éxito para mejorar el estado anímico de ancianos o para reducir el estrés de pacientes y sus cuidadores. De hecho, se utilizó en algunos casos para tratar la depresión que sufrían supervivientes al terremoto y posterior tsunami que devastó la costa nororiental del país nipón en marzo de 2011.
Ahora, el objetivo del proyecto MOnarCH es avanzar más en este camino, dando un salto cualitativo importante. En lugar de utilizar un robot, se emplearán varios de forma simultánea. Y en lugar de atender tan solo a un paciente, la flota de robots se relacionará con todos los enfermos de la planta, además de colaborar con el personal sanitario.
“Además, se pretende avanzar en el desarrollo de robots sociales que se desenvuelvan de forma autónoma durante largos períodos de tiempo sin intervención de sus operadores, algo que no se ha conseguido hasta la fecha en situaciones tan complejas”, comenta el responsable del proyecto en la UC3M, Miguel Ángel Salichs, catedrático del departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática de la Universidad.
Los científicos del Robotics Lab de la UC3M se encargarán de desarrollar y programar todos los comportamientos de los robots que tengan que ver con la interacción entre robots y humanos, ya sea con el personal del hospital o los niños.
“Algunos de estos comportamientos consisten en entablar conversaciones con los usuarios, proveer de información al staff o incluso jugar con los niños, por lo que deberán ser variados y permitir al robot adaptarse a las necesidades de cada individuo con el que se vaya a relacionar”, explica otro investigador del Robotics Lab, Víctor González Pacheco.
Retos tecnológicos y sociales
Este proyecto supondrá retos tanto tecnológicos como sociales, según los investigadores. Desde el punto de vista sociológico, hay muy pocos estudios que hayan investigado las relaciones entre humanos y robots a largo plazo, de manera que este proyecto es una primera aproximación que ayudará a entender la dinámica de las interacciones sociales con grupos de robots que cooperan con personas en entornos laborales y hospitalarios.
De igual forma, el proyecto servirá para establecer un primer marco de trabajo que permita avanzar en el establecimiento de cuáles son las consideraciones éticas que se deban tener en consideración en estas situaciones.
Tecnológicamente, MOnarCH supone un gran reto al sacar este tipo de robots del laboratorio y llevarlos a un entorno real. Hasta ahora, gran parte de la investigación en robótica social se lleva a cabo en entornos muy controlados. “En este caso – apunta el profesor Salichs – es novedosa la introducción de un grupo de robots sociales autónomos en un entorno de estas características, y esperamos que el proyecto nos ayude a avanzar en el desarrollo de robots capaces de relacionarse con las personas en situaciones y escenarios complejos”.
Para conseguir todo esto, los investigadores tendrán que trabajar en varios campos. En primer lugar, tendrán que mejorar las técnicas actuales de percepción relevantes para la interacción humano-robot. Por otro lado, se buscará explorar nuevas interfaces para interaccionar con estas máquinas y avanzar en el desarrollo de las ya existentes. También se diseñarán, construirán y programarán una serie de robots capaces de exhibir comportamientos sociales.
Y, finalmente, se desarrollará un marco de trabajo para el estudio y modelado de las sociedades mixtas de humanos y robots, incluyendo un mapa de los diferentes principios que deben regir estas sociedades, de forma que ayude a establecer las reglas de comportamiento de los robots.
MOnarch es un proyecto del VII Programa Marco de la Unión Europea (UE) que acaba de arrancar hace unas semanas con una duración prevista de tres años. Tiene un coste cercano a los 4,5 millones de euros, de los que la UE financia algo más de 3,3 millones.
En total, participan nueve socios con representación de cinco países europeos: España, con la Universidad Carlos III de Madrid; Portugal, con el Instituto Superior Técnico, que lidera el proyecto, el hospital del Instituto Portugués de Oncología de Lisboa y las empresas IDMind, Selftech y YDreams; Holanda, con la Universidad de Amsterdam; Suecia con la Universidad de Orebro; y Suiza, con la Escuela Politécnica Federal de Lausanne.