Un estudio publicado en la revista Circulation revela un inusual procedimiento, llevado a cabo por un equipo del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, en el que se indujo un infarto para proteger la vida de un hombre que no habría aguantado hasta la realización de un trasplante de corazón.
Eliminar la arritmia mediante la oclusión con alcohol de la pequeña arteria que irrigaba el territorio donde estaba localizada. Esta fue la forma de provocar de forma controlada un pequeño infarto que salvó la vida de un hombre que no hubiera resistido hasta la llegada de un trasplante cardíaco viable.
Así, expertos del Hospital Gregorio Marañón de Madrid salvaron a un paciente de 67 años con una arritmia ventricular que no fue posible eliminar anteriormente mediante catéter intravascular o cirugía cardíaca abierta. El problema que lo impedía era que el foco estaba localizado en el espesor de la pared y próximo a las arterias coronarias.
Dirigidos por Francisco Fernández-Avilés, el equipo encontró una nueva estrategia de diagnóstico y tratamiento para las arritmias ventriculares en pacientes con miocardiopatías. El caso acaba de ser publicado por la revista Circulation.
El trabajo describe la utilización combinada de distintas y novedosas técnicas de imagen, como la coronariografía, la resonancia magnética y los sistemas de navegación electroanatómica, que permitieron localizar el origen de la arritmia.
“Solo cuando los equipos saben aplicar las decisiones adecuadas a estos casos excepcionales y realizar técnicas que requieren mucha experiencia es posible abordar con éxito un problema que hubiese derivado en la muerte del paciente”, afirma Fernández-Avilés.
La tecnología de tratamiento de las imágenes cardíacas, desarrollada y patentada por los científicos de la Red de Investigación Cardiovacular (RIC), todavía no está disponible para su utilización en otros centros, pero esperan que pronto pueda comercializarse y sea utilizada por los electrofisiólogos responsables del tratamiento de estas arritmias tan complejas y con frecuencia letales.
Además de la coordinación por parte de Felipe Atienza, en este caso resultó fundamental la participación del grupo de Ledesma-Carbayo de la Universidad Politécnica de Madrid, responsables del diseño de las herramientas de computación necesarias para localizar el foco de la arritmia en las imágenes de resonancia magnética, y de Sánchez-Quintana de la Universidad de Badajoz, cuyos extensos conocimientos de la anatomía cardíaca permitieron identificar la arteria objetivo.
El tratamiento de las arritmias
Las arritmias ventriculares, como la taquicardia y la fibrilación ventricular, son más frecuentes en pacientes con dilatación cardíaca o enfermedad de las arterias coronarias. Cuando se presentan son mortales en una elevada proporción de pacientes. Actualmente, los fármacos antiarrítmicos son ineficaces para prevenir y tratar estas arritmias.
El desfibrilador automático implantable (DAI) es el único método para poder provocar su cese, salvando de este modo la vida del paciente. El DAI tiene una forma parecida a un marcapasos y permite aplicar una descarga eléctrica dentro del corazón cuando ocurre una de estas arritmias ventriculares. El principal problema es que no evita que dichas arritmias vuelvan a presentarse.
Puede llegarse incluso a lo que se denomina una ‘tormenta arrítmica’, repetidas arritmias ventriculares que obligan a que el paciente reciba múltiples descargas del DAI. Pero los choques son dolorosos y además cuando son muy repetidos, pueden empeorar el funcionamiento del corazón.
En esta situación, la única opción de tratamiento es intentar quemar el foco de la arritmia mediante un catéter, pero la localización y eliminación de las arritmias es compleja y en ocasiones no es posible. Así, cuando esto sucede es necesario el trasplante cardíaco, pero no siempre se llega a tiempo por falta de órganos.