Una nueva tecnología impulsada por la Universidad Politécnica de Madrid permite obtener un mapa de la audición de las personas, especialmente de los más pequeños, mediante una sola prueba y sin la implicación del paciente. El primer prototipo ya funciona en el Hospital Montepríncipe de Madrid.
“La detección temprana de la hipoacusia (pérdida de audición) es fundamental para el desarrollo del lenguaje y de las habilidades cognitivas y psicosociales”, asegura José Javier Serrano, del Centro de Biotecnología Biomédica (CTB) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Para buscar soluciones al problema, el investigador ha impulsado un sistema que permite obtener datos sobre el grado de audición de forma inmediata, facilitando un diagnóstico preciso y objetivo.
Hasta ahora, las técnicas diagnósticas actuales, como las otoemisiones acústicas que registran la respuesta de las células especializadas a un estímulo, o los potenciales evocados de tronco encefálico que miden la respuesta general en el nervio auditivo, no permiten obtener un audiograma completo que posibilite determinar el grado de audición del recién nacido. “Incluso la técnica más novedosa, basada en respuestas auditivas múltiples de estado estable semiautomatizados, necesita mejoras tecnológicas”, explica José Javier Serrano.
El nueva sistema impulsado por la UPM, denominado AudioMC (Audiometría por Microfónicos Cocleares), se basa en las señales eléctricas producidas por las células especializadas. Para ello, los investigadores han analizado la respuesta de la cóclea (estructura situada en el oído interno y responsable del sentido de la audición en los mamíferos) a los estímulos externos. La cóclea transforma el sonido que recibe del exterior en impulsos eléctricos denominados microfónicos cocleares, que por su pequeña magnitud son difíciles de registrar. Estos impulsos eléctricos pueden detectarse con pequeños electrodos o transductores colocados cerca del conducto auditivo externo.
“AudioMC consiste, en esencia, en registrar la respuesta microfónico coclear por medio de dos electrodos superficiales convencionales colocados detrás de los pabellones auditivos (mastoides) y un tercero en la frente. Nuestra técnica elimina totalmente las perturbaciones externas que pudieran enmascarar estas señales biológicas, logrando resultados más precisos que los obtenidos con otras técnicas”, explica Serrano.
El equipo obtiene los datos para cada una de las frecuencias audiométricas clínicamente empleadas y, mediante un proceso informático, se llega a un perfil auditivo idéntico al que se viene obteniendo mediante audiometría convencional. Además del audiograma habitual, se determina el nivel diferencial de intensidad (recruitment) y otros parámetros de interés diagnóstico y para la investigación. Todos los estudios se realizan sin la colaboración del paciente, por lo que puede utilizarse incluso en prematuros y recién nacidos.
La investigación se ha llevado a cabo en un trabajo conjunto con el Servicio de Fonoaudiología del Hospital Ramón y Cajal, a través del doctor Julio Sanjuán. El método aporta datos totalmente fiables, como se ha demostrado en estudios en niños de corta edad y en pequeños mamíferos, a través de pruebas realizadas en diversos hospitales de Madrid (Ramón y Cajal, La Paz, Hospital Clínico, entre otros). Actualmente, hay instalado un prototipo en el Hospital Universitario Montepríncipe de Madrid para realizar pruebas de diagnóstico clínico.
Fiabilidad, sencillez y otras ventajas
Dada la amplia información que obtiene el sistema y la fiabilidad del mismo, se superan ampliamente los resultados obtenidos con otras técnicas. Además, por su facilidad de uso, puede ser utilizado por técnicos no especializados y, al eliminar las perturbaciones externas, se suprime la necesidad de contar con una cámara insonorizada para realizar las pruebas, lo que reducirá los costes.
Otra de sus ventajas es que las estrategias terapéuticas o quirúrgicas así como la adaptación de audífonos resultan más precisas. El amplio espectro diagnóstico de este método objetivo minimiza los errores, contribuyendo a la correcta adaptación de audífonos. Finalmente, el paso entre el diagnóstico y la calibración es casi automático, reduciendo el tiempo y el coste de adaptación de las prótesis.
Uno de sus principales beneficios es que no requiere la colaboración del paciente, por lo que es muy útil en el caso de niños, personas con trastornos cognitivos, diagnóstico de animales o medicina forense. “Aunque el estudio de la audición en recién nacidos es una práctica obligatoria, las técnicas actuales no permiten obtener un audiograma completo que determine el grado de audición del recién nacido”, subraya José Javier Serrano. En el caso de las personas mayores, diversos estudios sugieren que aquellas que tienen problemas de audición están en riesgo de desarrollar deficiencias cognitivas (problemas con la memoria y razonamiento) antes que las que tienen un nivel auditivo óptimo.
Pero el sistema de estos investigadores ofrece más ventajas. En muchas ocasiones, los médicos deben emitir informes sobre la pérdida de audición debida a accidentes laborales o enfermedades profesionales, que determinarán el grado de incapacidad y pensión asociada, algo para lo que “se necesitan pruebas objetivas e independientes”, explica el investigador de la UPM. Frente a otros métodos actuales, este sistema “aporta datos totalmente fiables sobre la audición, minimizando los errores y la necesidad de un segundo diagnóstico, por lo que se simplificará el procedimiento y se reducirán los costes asociados”, indica Serrano.
AudioMC puede llegar a desplazar gran parte de los estudios audiométricos que se realizan en la actualidad, al simplificar el diagnóstico y aportar mayor número de datos. Además, la investigación sobre la función coclear adquiere nuevas perspectivas ante la posibilidad de ampliar el conocimiento existente sobre los receptores sensoriales. Ejemplo de ello es la capacidad de la técnica de registrar el tiempo de respuesta o 'latencia' de los receptores sensoriales, considerado actualmente como nulo.
En España más de un millón de personas viven con una discapacidad auditiva. Algunas son recién nacidas, aunque la pérdida de audición se asocie generalmente con la vejez. En realidad, las estadísticas muestran que cinco de cada mil neonatos padecen sordera en distinto grado, consecuencia de antecedentes familiares de pérdida de audición, bajo peso al nacer, exposición a ciertos químicos o medicamentos tóxicos estando en el útero e infecciones que la madre transmite a su bebé en el útero, entre otras causas.
Tres de ellos necesitarán una prótesis que debe prescribirse lo antes posible. Son casos en los que es crucial el diagnóstico precoz, ya que una pérdida de audición, por leve que sea, puede afectar a la capacidad de un niño para hablar o la comprensión del lenguaje. El nuevo sistema ayudará en este ámbito, además de permitir el estudio en animales para conocer su área auditiva y otros parámetros de la fisiopatología de la audición.