Una sencilla prueba predice el riesgo de infarto de miocardio

El uso de pruebas de detección de fácil aplicación, como el índice tobillo-brazo (ITB), junto con otros sistemas para predecir el riesgo más tradicionales, como la Puntuación de riesgo de Framingham, permite evitar infartos de miocardio en miles de personas sin riesgo previo. El ITB identifica a los pacientes con arteriopatía periférica con alto riesgo cardiovascular no identificado.

Una sencilla prueba predice el riesgo de infarto de miocardio
Esquema de la prueba ITB.

Aproximadamente el 25% de todos los infartos de miocardio o muertes cardíacas súbitas que se producen en EE UU ocurren en individuos supuestamente de bajo riesgo. Ésa ha sido una de las conclusiones de la 34 Reunión Anual Científica de la Sociedad de Radiología Intervencionista (SIR, por sus siglas en inglés).

En el estudio, constituido por 6.292 hombres y mujeres de más de 40 años de edad sin antecedentes conocidos de cardiopatía, ictus, diabetes o enfermedad vascular aterosclerótica, se analizó la información desde 1999 hasta 2004 del Estudio Nacional para el examen de la salud y la nutrición (NHANES, por sus siglas en inglés), una investigación transversal a nivel nacional de la población de los EEUU.

Por primera vez, los investigadores determinaron la prevalencia de arteriopatía periférica (AP) en una gran población de mujeres y hombres no considerados en riesgo de enfermedad cardiovascular. Los resultados son sorprendentes: los factores de riesgo novedosos (aquellos que no se consideraban tradicionalmente en la Puntuación de riesgo de Framingham) son anormales en hasta un 45% de las personas no consideradas de alto riesgo.

“Se trata de una importante noticia que puede tener un gran impacto en la salud pública. Si se demuestra que estos novedosos factores de riesgo mejoran la predicción del riesgo, podrían ser muy valiosos porque la prevalencia de valores anormales es elevada en poblaciones no identificadas como de alto riesgo”, señaló Timothy P. Murphy, radiólogo intervencionista y director del Centro de Investigación de Enfermedades Vasculares del Hospital de Rhode Island (EE UU).

“Estas sencillas pruebas, como la prueba ITB, ofrecen la posibilidad de mejorar la exactitud de la predicción del riesgo cardiovascular. De esta manera, tienen un gran repercusión sobre la salud pública al permitir identificar a personas candidatas para recibir tratamiento médico intensivo y evitar infartos de miocardio e ictus”, afirmó Murphy.

Aunque el 91% del grupo NHANES era considerado con riesgo de enfermedad cardiovascular bajo o intermedio según los criterios de Framingham, se observó que en casi el 45% de ellos se observaba uno de los tres resultados siguientes: un ITB anormal, fibrinógeno plasmático elevado o proteína C reactiva (PCR) plasmática elevada.

“Incluso con un ITB anormal, que era el menos prevalente de los tres nuevos factores de riesgo evaluados, esta cifra se traduce en aproximadamente 2,1 millones de estadounidenses de 40 años de edad en adelante que no tienen antecedentes conocidos de cardiopatía, ictus, diabetes o enfermedad vascular aterosclerótica”, explicó Murphy. “También hay grandes posibilidades de que el ITB, que realmente detecta la enfermedad aterosclerótica subclínica ya establecida, pueda ser más eficaz en términos de predicción del riesgo que el fibrinógeno, o la proteína C reactiva porque es más específica”.

El ITB utilizado para diagnosticar la AP es una prueba indolora que compara la presión arterial en las piernas con la presión arterial en los brazos para determinar si la sangre circula correctamente y si son necesarias más pruebas. Unos niveles elevados de fibrinógeno plasmático y de proteína C reactiva plasmática, que son pruebas realizadas en el laboratorio, pueden indicar inflamación.

La clave esta en la prevención

Cada año aproximadamente 1,1 millones de estadounidenses sufren un infarto de miocardio, y aproximadamente un tercio de estos infartos son mortales. Anualmente, otros 750.000 individuos sufren un ictus. Los factores de riesgo, como el tabaco, la diabetes, la hipertensión y la obesidad, aumentan el riesgo de infarto de miocardio y están asociados a un 75% de todos los infartos.

Sin embargo, el otro 25% de los infartos de miocardio o de muertes cardíacas súbitas se producen en individuos sin factores de riesgo conocidos y que supuestamente tienen bajo riesgo de enfermedad cardiovascular. “La detección precoz de las personas con riesgo de infarto es crucial para mejorar la salud del individuo antes de que sean necesarias intervenciones más costosas y más intensivas”, señaló Murphy.

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Abstract científico:
R. Dhangana, T.P. Murphy, M.B. Ristuccia, J.V. Cerezo, D. Tsai, Providence, R.I., M.J. Pencina . "Prevalence of Low Ankle Brachial Index, Elevated Plasma Fibrinogen and CRP Among Those Otherwise at Low-Intermediate Cardiovascular Events' Risk: Data From the National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES): 1999-2004". 34º Congreso Científico Annual de SIR (www.SIRmeeting.org), 7-12 de marzo de 2009.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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