Los animales que habitan entornos contaminados desarrollan adaptaciones para poder vivir en esos lugares. Pero, ¿qué tipo de adaptaciones son? ¿Tienen influencia en los genes? Un equipo de investigación de la UPV/EHU busca las respuestas a esas preguntas. Para ello estudian limacos que viven en entornos mineros, y quieren utilizar dichos animales para medir la salud de los suelos.
¿Puede la contaminación dirigir la evolución? Esa es la hipótesis de partida del equipo de investigación del departamento de Zoología y Biología Celular Animal de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU, dirigido por Manu Soto. Según las investigaciones realizadas, parece que la contaminación altera el ADN mitocondrial, pero no así el celular. Actualmente están investigando las causas de dicha diferencia.
En la investigación han estudiado las adaptaciones que desarrollan los animales que habitan en entornos contaminados. Para ello han analizado una serie de biomarcadores en limacos que viven en entornos mineros, ya que los investigadores parten de la idea de que dichos animales han debido de desarrollar algún tipo de adaptación al medio.
Investigación en Gales
Unos años atrás, los investigadores de la UPV/EHU participaron en un estudio parecido realizado en Gales. En aquella ocasión se compararon poblaciones de limacos de una mina de cobre y de un parque natural. Se pudo observar que la disposición celular era diferente en cada uno de los casos: morfológicamente toda la estructura era similar, pero los animales procedentes del entorno contaminado mostraban diferencias en la proporción relativa de los tipos de células de la glándula digestiva.
En la investigación que se está llevando a cabo en la UPV/EHU, se están investigando poblaciones de los entornos mineros de Lanestosa y Karrantza. En dichos lugares los suelos presentan una alta concentración de metales, sobre todo de hierro, zinc y plomo, aunque también hay cadmio y cromo. En la investigación, se han comparado esas poblaciones de limacos con otras de la zona no contaminada de Delika.
También en esta ocasión se ha podido ver que la organización celular de los animales es distinta, y ahora los investigadores quieren saber si dicha adaptación es plástica —adaptación morfológica y sustitución celular— o genética. Para ello trabajan en colaboración con un equipo de investigación belga, que analiza marcadores moleculares de los limacos —ADN mitocondrial, por ejemplo— para ver si los animales procedentes de entornos contaminados y los de entornos no contaminados son iguales genéticamente o no. Gracias a ello podrán comprobar si los limacos de los entornos mineros desarrollan algún tipo de adaptación que les proporcione una capacidad especial para vivir en ambientes contaminados.
Bioensayos ex situ
Los ensayos citados han sido de campo. Para realizar bioensayos ex situ —ensayo de laboratorio pero con tierra extraída de los lugares de estudio— se han utilizado lombrices, además de los limacos. Las lombrices de la especie Eisenia foetida —las mismas que se utilizan para el compostaje— se utilizan a modo de control para compararlas con los limacos, ya que, al no haber sufrido contaminación (provienen de poblaciones controladas), no han desarrollado adaptaciones. Así, tras estudiar los biomarcadores de ambas especies, se quiere observar cómo afecta la contaminación crónica en la respuesta de esos biomarcadores.
Para hacer ese tipo de ensayos se cogen muestras de suelos reales —en este caso, suelos contaminados—, se llevan al laboratorio, y se colocan los animales, limacos y lombrices, en dichos suelos. De esa forma los investigadores pueden ver cómo afectan a los animales o qué adaptaciones desarrollan los mismos.
Mediante el análisis de los biomarcadores de los animales también se quiere evaluar la salud del suelo —no su calidad, ya que la calidad atiende a parámetros físico-químicos, pero no tiene en cuenta la funcionalidad del entorno—. A la hora de clasificar los suelos, la ley actual del Gobierno Vasco tiene en cuenta análisis químicos. El objetivo de este equipo de la UPV/EHU es impulsar una interpretación de la ley basada en resultados biológicos, que analice la salud de los suelos de manera integral —teniendo en cuenta la fisiología vegetal, la química analítica, la hidrogeología, etc.—.
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