Pocas realidades del avance científico han excitado tanto nuestras novelescas mentes como la posibilidad de desextinguir especies. La opción de volver a traer a nuestro ‘aquí y ahora’ la grandeza y espectacularidad de animales, que solo con contemplar sus impresionantes fósiles en los museos ya nos ponen la carne de gallina, ha sido un sueño que muchos hemos tenido desde pequeños.
El nuevo estudio confirma que la mandíbula encontrada en Taiwán perteneció a un denisovano macho. Se trata de la primera confirmación molecular de un fósil de estos homínidos fuera de Siberia y la meseta tibetana, de los que hay muy pocos restos.
Un nuevo estudio demuestra que cuanto mayor es la distancia entre colonias de abejorros y colmenas de abejas melíferas, menor es el riesgo de infestación por polillas de cera. Estos parásitos debilitan el sistema inmunitario de los abejorros y agravan el declive de sus poblaciones.
Hasta ahora, se pensaba que las islas pequeñas y remotas de esta región no habían estado pobladas antes de la llegada de la agricultura. Un estudio publicado en Nature, que cuenta con participación española, documenta una travesía de más de 100 km en mar abierto, previa a esta transición tecnológica.
Un equipo científico español ha descubierto que ya había peces en el lago Redon, en los Pirineos catalanes, 700 años antes de lo que se pensaba. El hallazgo de ADN de parásitos en sedimentos lacustres sugiere que fueron introducidos por pobladores en el siglo VII, coincidiendo con evidencias arqueológicas de pastoreo en la zona.
La industria textil se erige como una de las mayores fuentes de estas partículas. A través del lavado de tejidos sintéticos, contaminan océanos y suelos y afectan a sus organismos. Además, se meten en la cadena alimentaria y pueden ingerirse a través del pescado y el marisco.
Cada año se vierten al medio natural millones de toneladas de fragmentos de plástico, una polución que se ha extendido por todo el planeta. Pero con miles de estudios publicados, los científicos aún están investigando cuáles son los efectos concretos de la contaminación microplástica en el medio ambiente.
Un estudio internacional, en el que han participado varios centros españoles, revela la forma en la que la actividad antropogénica impacta en los ecosistemas e impide la proliferación de plantas que potencialmente podrían desarrollarse en ellos. Tras analizar 5.500 lugares de todo el mundo, demostraron que en áreas con una huella humana mayor solo se detectan una de cada cinco especies que podrían crecer en ese territorio.
La Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis ha descubierto nuevos restos de esta especie de hace unos 125 a 127 millones de años durante una nueva excavación paleontológica en el yacimiento de Cabra de Mora.
Un equipo de investigadores ha analizado la disponibilidad de alimento en el valle cuando se formó Cueva del Camino, uno de los yacimientos más importantes para el estudio de esta especie en el centro de la península ibérica.