Un estudio demuestra por primera vez que la sobrepesca ha provocado cambios evolutivos medibles en el genoma de una especie marina, lo que contribuye al colapso del bacalao del Báltico oriental.
El bacalao del Báltico solía ser un gigante marino: podía superar el metro de longitud y los 40 kilos de peso. Hoy, un ejemplar adulto cabe sin problemas en un plato, y desde 2019 su pesca está prohibida debido al colapso de la población. Esta semana, un nuevo estudio revela que esta drástica reducción no solo es numérica y de tamaño, sino también genética.
Investigadores del Centro Helmholtz GEOMAR para la Investigación Oceánica de Kiel (Alemania) han demostrado que décadas de sobrepesca han dejado huella en el ADN del bacalao del Báltico oriental. Según los resultados, publicados en la revista Science Advances, la presión pesquera ha alterado el genoma de esta especie marina, favoreciendo a los individuos que crecen lentamente y alcanzan antes la madurez reproductiva.
Esto es evolución en tiempo real, impulsada por la actividad humana
"El bacalao está evolucionando como respuesta a la explotación humana", afirma la bióloga Kwi Young Han, primera autora del estudio. "Hemos observado una disminución significativa del tamaño medio, relacionada con tasas de crecimiento más bajas, e identificado variantes genéticas que han cambiado sistemáticamente en frecuencia".
El equipo analizó el ADN de 152 otolitos —estructuras calcificadas en el oído de los peces que registran el crecimiento anual, como los anillos de los árboles— recogidos entre 1996 y 2019 en la Cuenca de Bornholm, el último gran área de desove de esta población. La combinación de análisis químicos y secuenciación genética de alta resolución permitió reconstruir la evolución genética del bacalao en un contexto de fuerte presión pesquera.
Kwi Young Han sostiene un bacalao. Lo que antes era un pez gigante, hoy en día un ejemplar adulto puede sostenerse con las dos manos. / Thorsten Reusch, GEOMAR
Uno de los hallazgos más relevantes es que las variantes genéticas relacionadas con un crecimiento rápido prácticamente han desaparecido. "Cuando se eliminan sistemáticamente los ejemplares más grandes, sobreviven aquellos que maduran antes y a menor tamaño", explica Thorsten Reusch, director de Ecología Marina en GEOMAR y coautor del estudio. "Esto es evolución en tiempo real, impulsada por la actividad humana".
Este proceso tiene consecuencias a largo plazo. La pérdida de diversidad genética limita la capacidad de adaptación futura del bacalao ante cambios ambientales. Además, las poblaciones más pequeñas y menos diversas tienden a recuperarse más lentamente, o incluso a no hacerlo.
"La recuperación evolutiva puede llevar muchas generaciones, si es que ocurre", advierte Reusch. "Los datos más recientes indican que, pese a la prohibición de pesca, no hay señales de que la población se esté recuperando".
El estudio lanza un mensaje claro: las políticas de gestión pesquera deben considerar los efectos a largo plazo y no limitarse a criterios económicos. "Conservar los recursos pesqueros significa también conservar su diversidad genética", concluye Han.
Referencia:
Kwi Young Han et al.: Genomic Evidence of Fisheries Induced Evolution in Eastern Baltic cod. Science Advances 2025