Vanessa Villalba Mouco, científica del IBE-CSIC-UPF

“La genómica ayuda a interpretar el contexto cultural y hasta el lenguaje entre las poblaciones antiguas”

La bióloga molecular en el Instituto de Biología Evolutiva lidera desde hace unos meses el grupo de arqueogenómica, una disciplina que estudia los cambios en las poblaciones humanas y su correlación con los documentos escritos y las excavaciones arqueológicas.

Vanessa Villalba Mouco
Vanessa Villalba Mouco. / CSIC

Archaeogenomics es el nombre del grupo que lidera desde hace unos meses la bióloga molecular Vanessa Villalba Mouco en el Instituto de Biología Evolutiva (IBE-CSIC-UPF), un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Pompeu Fabra (UPF), en Barcelona. Hace referencia a una disciplina que es capaz de integrar los análisis genómicos y arqueológicos para aportar luz a las hipótesis planteadas por los restos arqueológicos y los documentos escritos.

Ya conoce este instituto, porque pasó en él su etapa postdoctoral, durante la cual estudió el impacto que tuvo en la península Ibérica la última Edad de Hielo, hace entre unos 25.000 y 20.000 años. Ahora ha vuelto para centrarse en el estudio de la organización social del al-Ándalus de la Iberia medieval empleando datos genómicos. En una entrevista con SINC, la investigadora expresa su deseo de “hacer de bisagra” entre ambos mundos, la genómica y la arqueología, para que sus estudiantes “aprendan lo que es necesario para hacer arqueogenómica de forma verdaderamente colaborativa”.

Has llegado recientemente al IBE y es pronto para preguntar por resultados, pero ¿cuáles son las cuestiones que queréis responder en los dos proyectos sobre al-Ándalus de la Iberia medieval que diriges?

Nos interesa estudiar el impacto de la llegada del Islam a la península Ibérica, centrándonos en el noreste peninsular –Navarra, Aragón y Cataluña–. Queremos tratar de entender las historias del día a día a través del estudio de las necrópolis de época islámica, que en la península ibérica abarcó de los siglos VIII al XV, pero también tardorromana, visigoda y carolingia, que podían ser cristianas, judías o musulmanas. Al morir, las personas de cada cultura eran enterradas donde les correspondía, pero ¿cuáles eran sus interacciones en vida? Estudiando el parentesco entre necrópolis gracias a la genómica, quizás encontramos que eran más frecuentes de lo que pensábamos.

Queremos tratar de entender las historias del día a día a través del estudio de las necrópolis de época islámica

En otros grupos del IBE, la genómica se emplea para entender el árbol evolutivo en una escala de millones de años. Sin embargo, contigo hablamos de la historia de nuestra especie, que es muy reciente a escala evolutiva, ¿no?

En la línea de tiempo en la que yo me muevo, los cambios evolutivos no tienen prácticamente ningún significado. La arqueogenómica estudia los cambios en las poblaciones humanas y su correlación con lo que se infiere de documentos escritos o excavaciones arqueológicas. A menudo, nos basamos en las hipótesis que ya ha planteado la arqueología y tratamos de aportar claridad mediante el análisis genómico, por ejemplo, descifrando si las personas enterradas juntas en una necrópolis pertenecen o no a un mismo núcleo familiar.

¿Qué pueden explicar las relaciones de parentesco entre los individuos de las necrópolis que estudiáis sobre la cultura de las poblaciones humanas del pasado?

Hace un tiempo trabajé en el yacimiento de la Almoloya (Murcia), que pertenece a la sociedad argárica, de la Edad de Bronce, donde secuenciamos todos los individuos para estudiar su parentesco biológico. Lo que encontramos fue que las mujeres adultas no tenían hermanas ni hijas adultas en el yacimiento, mientras que los hombres sí. Este patrón de mantener el lugar de asentamiento por la línea paterna, o virilocalidad, y de exogamia de las mujeres hacia yacimientos cercanos solo puede verificarse genéticamente. A su vez, ayuda a interpretar el contexto cultural, por qué vías se transfería el conocimiento, la cultura material y hasta el lenguaje entre poblaciones. En este caso, es más probable que fuesen las mujeres al marcharse a otros asentamientos.

La arqueogenómica exige trabajar estrechamente con la arqueología y la historia ¿Cómo os relacionáis con esas disciplinas?

Yo defendí mi tesis en una facultad de Historia y creo que los grandes estudios que se están publicando ahora se deben a lo bien integrada que está la arqueología o el contexto histórico con la genómica. Por eso, trato de mantener el vínculo con los grupos de arqueología con los que he trabajado, sobre todo de la península ibérica, tanto de prehistoria reciente como de la Antigüedad y Edad Media. Por ejemplo, ahora mismo, tenemos una estudiante trabajando con cronología islámica en la necrópolis de Tauste (Zaragoza), pero hay otro centrado en las comunidades neolíticas del Pirineo central y noreste peninsular y colaboramos con arqueólogos de la Universidad Autónoma de Barcelona, de la Complutense de Madrid y de otros lugares como Burgos o Albacete.

Cuando termina este periodo glacial y mejora el clima hace unos 14.000 años, todo vuelve a conectarse de nuevo, pero la península ibérica es uno de los sitios que menos se conectan

Sin embargo, hasta ahora habías trabajado sobre todo con material de época paleolítica y en tu currículum tienes publicaciones de gran impacto que tratan de esta época.

Sí, en mi tesis doctoral y etapa postdoctoral estudié el impacto que tuvo la última Edad del Hielo, hace entre unos 25.000 y 20.000 años, en las comunidades cazadoras-recolectoras de la península Ibérica en comparación con el resto de Europa. Sabemos que fue un evento dramático para las poblaciones que habitaban Europa central, que tuvieron que descender a las penínsulas Ibérica, Itálica y los Balcanes para sobrevivir en condiciones más favorables.

Vanessa Villalba en trabajos de laboratorio. / CSIC

Vanessa Villalba en trabajos de laboratorio. / CSIC

¿Cuáles fueron las consecuencias de dicho evento?

Esto provocó una reducción considerable de la diversidad genética en las poblaciones, que se fragmentaron y cambiaron de estructuras. Cuando termina este periodo glacial y mejora el clima hace unos 14.000 años, todo vuelve a conectarse de nuevo, pero la península ibérica es uno de los sitios que menos se conectan. Por eso seguimos viendo los linajes que estaban antes de la Edad del Hielo y sobrevivieron hasta la época postglacial, incluso llegando casi a interactuar con los primeros agricultores que llegaron después. A través de la genómica hemos llegado a conectar el paleolítico superior con cronologías casi neolíticas.

¿Se trabaja igual con materiales tan antiguos, del Paleolítico, como con otros más recientes, como los de época islámica?

En los contextos paleolíticos tenemos muy pocos individuos, estamos poniendo un punto cada mil años en la escala temporal. Los restos del Paleolítico están muy degradados y puede aparecer un resto óseo humano entre miles de restos de fauna, mientras que en una necrópolis islámica aparecen individuos enteros cuyo material genético puede estar más o menos degradado. Por eso, cuando se trata de las cronologías más antiguas, hay que intentarlo muchas veces y el resultado no siempre es satisfactorio, o no llegas a tener la resolución que te gustaría.

Sería ideal poder comparar las interacciones de grupos de cazadores-recolectores de distintas áreas

¿Qué preguntas quedan por resolver a causa de este déficit de material más antiguo?

Sería ideal poder comparar las interacciones de grupos de cazadores-recolectores de distintas áreas. Yo continúo colaborando con otros proyectos para tratar de interpretar mejor estas dinámicas poblacionales y ponerle un poco de sentido a los datos genéticos en relación a su contexto arqueológico. En la península Ibérica vemos cambios culturales en forma de distintas herramientas, técnicas y conocimientos, como en otras zonas de Europa, con la diferencia de que aquí nuestra firma genética cambia muy poco. Por eso, intentar saber cómo han surgido estos tecnocomplejos es descubrir si ha sido por adaptación ambiental, por intercambios culturales con otras poblaciones que no han llegado a manifestarse a nivel de cambio genético, u otras razones.

Uno de los problemas centrales que intenta resolver la arqueogenómica es precisamente la escasez de un material muy mal preservado que hace no tanto era irrecuperable. Cuando esto se logra con el desarrollo de la paleogenómica, se abre todo un universo de posibilidades. ¿Cómo fue trabajar en el laboratorio que fundó el padre de esta disciplina, Svante Pääbo?

Estuve como investigadora postdoctoral en el Max Planck for Evolutionary Anthropology (Alemania) cuando Svante dirigía este centro. Allí trabajé con Johannes Krause, uno de los mejores aprendices de Svante que, por ejemplo, formó parte del proyecto del genoma neandertal que se publicó en 2010. También es el primer autor de la primera secuenciación del genoma mitocondrial de los Denisovanos, muy cercanos a los neandertales, a partir de un fragmento de falange. Fue así como se describió a este grupo del que apenas existen restos.

Por mi interés en cronologías muy antiguas, Johannes me dio la oportunidad de participar en un proyecto, publicado en diciembre de 2024, en el que secuenciamos a alta cobertura los genomas más antiguos de Europa, de unos 46. 000 años. Sus restos óseos están tan fragmentados que hasta ahora solo se había estudiado su cultura material, por la que se había propuesto que podrían ser neandertales, ya que no se sabía que hubieran existido humanos modernos tan antiguos. Gracias a la secuenciación, ahora sabemos que en ese tiempo convivieron en una misma zona de Europa poblaciones neandertales y de humanos modernos.

Quiero que los estudiantes de mi grupo tengan una formación muy diversa. Me gustaría que viniesen arqueólogos con ganas de aprender genómica; y bioinformáticos y genetistas

Ahora que has regresado al IBE, compartes centro con otro gran experto en paleogenómica, Carlos Lalueza-Fox, que firmaba junto a Pääbo y otros investigadores la publicación que en 2010 anunció que humanos y neandertales llegaron a hibridarse mientras convivíamos. ¿Cómo enfocas la tarea de trabajar con tus estudiantes de laboratorio?

Quiero que los estudiantes de mi grupo tengan una formación muy diversa. Me gustaría que viniesen arqueólogos con ganas de aprender genómica; y bioinformáticos y genetistas que sepan respetar el patrimonio arqueológico e histórico. Yo soy bióloga molecular, pero quiero hacer de bisagra entre ambos mundos y que aprendan lo que creo que es necesario para hacer esta disciplina de forma verdaderamente colaborativa.

Contenido realizado dentro del Programa de Ayudas CSIC – Fundación BBVA de Comunicación Científica, Convocatoria 2023

Fuente:
CSIC
Derechos: Creative Commons
Artículos relacionados