El cráneo que recuperó su cara

Cada cráneo se corresponde con una cara. A partir de esta premisa un equipo de investigadores españoles ha desarrollado un sistema forense de supra-proyección fotográfica que, de forma automática, compara las fotografías de las personas desaparecidas con los cráneos que encuentra la policía. Los científicos han publicado este año parte de sus investigaciones.

Cuando Óscar Cordón y su equipo recibieron en Asturias las imágenes en 3D de un cráneo encontrado en Málaga en seguida se pusieron a trabajar. Se trataba de averiguar si pertenecía o no a una mujer de 60 años enferma de alzhéimer que un año antes había desaparecido de su casa y de la que no se había vuelto a tener noticias.

Cordón es el investigador responsable de un proyecto de identificación forense mediante soft computing, una rama de la inteligencia artificial que da nombre al centro donde trabaja (Centro Europeo de Soft Computing, en Mieres), y enfocada al diseño de sistemas inteligentes para el manejo de información imprecisa o incierta, como la identificación de cráneos.

“Cuando aparece un esqueleto no hay huellas dactilares que tomar, y los análisis de ADN no son fáciles de realizar y llevan bastante tiempo, además de que requieren una muestra para comparar”, comenta el investigador. La propuesta de su equipo es un sistema automático para asistir a los antropólogos forenses en la tarea de identificación de personas fallecidas usando imágenes en 3D de los cráneos y superponiendo fotografías de los desaparecidos.

Los investigadores asturianos trabajan con científicos de las universidades de Jaén y Granada. De hecho, los cráneos se digitalizan en el Laboratorio de Antropología Física de la Universidad de Granada (dirigido por el antropólogo Miguel Botella), donde hay un escáner y una plataforma rotatoria específicos para esta tarea. Allí se escaneó el cráneo que encontraron en Málaga.

Previamente, los forenses habían seleccionado entre los desparecidos en la provincia andaluza a las mujeres mayores cuya altura y complexión se correspondía con los huesos encontrados. La mujer que padecía alzhéimer era una de ellas, y como sospechaban que el cráneo encontrado podría ser suyo solicitaron una fotografía reciente a sus familiares para usarla en el estudio.

Las fotos de las personas no suelen ser tan perfectas como las que toma la policía de frente y de perfil, y en esta ocasión los investigadores sólo contaban con una en la que la candidata aparecía sentada en una mesa junto a otras cinco personas. Con esta imagen y la del cráneo escaneado en Granada el equipo de Cordón se puso a trabajar.

“La segunda etapa del proceso es la superposición del modelo 3D del cráneo y la foto 2D de la cara del sujeto”, explica el científico. El procedimiento consiste en elegir una serie de puntos de referencia del cráneo (puntos cronométricos) y de la fotografía (puntos cefalométricos), y ver su grado de coincidencia. En el caso de la cara de la mujer se situaron en los límites exteriores de los ojos, en el entrecejo, entre los dos orificios nasales, en medio del labio superior, y en el mentón.

Hasta ahora la superposición o supra-proyección fotográfica se realizaba de forma manual, y en última instancia la decisión en la identificación la tomaba un experto. El método que ha desarrollado el equipo permite sistematizar este proceso con técnicas como la lógica difusa (lógica basada en lo relativo de lo observado) y los algoritmos evolutivos (métodos de optimización inspirados en los postulados de la evolución biológica).

La utilización de algoritmos “bio-inspirados” y sistemas difusos permite que procedimientos que antes llevaban a un experto a trabajar unas 24 horas, hoy se puedan realizar de forma automática en menos de tres minutos (dos minutos para escanear y unos 25 segundos para encontrar la mejor superposición de imágenes). Los detalles de este nuevo proceso forense automatizado se han publicado este año en las revistas Soft Computing e Information Sciences.

No hay dos cráneos iguales

“En el transfondo de estas investigaciones subyace el hecho de que los cráneos son como las huellas dactilares: no hay dos iguales, cada uno se corresponde con una cara”, comenta Cordón. Se trata de confirmar si el cráneo y la fotografía son de la misma persona.

Para desarrollar esta tarea final los científicos han creado un “sistema de ayuda a la decisión”. Generado mediante lógica difusa, ofrece cinco posibilidades respecto a la coincidencia del cráneo encontrado y la fotografía de la persona desaparecida: 100% positivo, 100% negativo, posible positivo, posible negativo, o “no lo sé”. El antropólogo forense tendrá siempre la última palabra, pero en el caso de la mujer malagueña el resultado que ofreció el sistema fue concluyente: 100% positivo.

Fuente: SINC
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