Las nuevas tecnologías, al rescate de las viejas obras de arte

El Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Castilla y León ha utilizado hasta siete técnicas complejas de evaluación y diagnóstico en la restauración de la Virgen del Oratorio, una escultura de terracota de carácter renacentista donada a la catedral de León en 1536. Técnicas como la endoscopia, la espectroscopia y la cromatografía han sido fundamentales para recuperar la pieza y son un buen ejemplo de la aplicación de las nuevas tecnologías en la restauración del patrimonio.

La escultura de la Virgen del Oratorio ha sido restaurada con modernas tecnologías.
Detalle del Niño Jesús de la escultura de la Virgen del Oratorio, del Museo Diocesano y Catedralicio de León, antes de su restauración y sin apósitos de madera.

El estudio del personal de esta institución, dependiente de la Junta de Castilla y León y con sede en Simancas (Valladolid), ha permitido determinar los procesos de manufactura de la pieza artística, que representa a la Virgen con el Niño Jesús en su regazo, y ha apuntado al sevillano Miguel de Perín como su autor más factible.

La intervención multidisciplinar se compuso de un estudio histórico artístico para conocer los aspectos relacionados con la obra y su evolución en el tiempo y el espacio a cargo de Joaquín García Nistal; una endoscopia para conocer la estructura interna de la obra y sus daños estructurales, por parte de Jesús de Enrique, de Karl Storz Endoscopia Ibérica; un estudio morfológico y microquímico para determinar los estratos ornamentales y la correlación de policromías por parte del laboratorio del centro; una espectroscopia FTIR para conocer las pastas cerámicas y la materia orgánica, también realizado por el laboratorio del Centro de Conservación; una espectroscopia Mösbauer sobre las pastas cerámicas y los morteros de reparación por parte de Carmelo Prieto, de la Universidad de Valladolid; y estudios cromatográficos.

Este detallado conjunto de estudios permitió determinar las características de la policromía original del siglo XVI, perdida con el paso del tiempo, en el uso de corlas (recreaciones del brillo metálico usando resinas coloreadas transparentes sobre oro), estofados (pintura aplicada sobre pan de oro y rascada por secciones para obtener motivos decorativos), marmoleados (aplicación de veladuras a modo de mancha para imitar el mármol) o carnaciones a pulimento (pintura al óleo bruñida con vejiga de cordero para acentuar su brillo). También permitió diagnosticar patologías en la cerámica del soporte, como daños estructurales o pérdidas o roturas del volumen escultórico; y en la policromía, como la oxidación de barnices o el cuarteado de lacas.

Restauraciones

La intervención en la obra escultórica, dirigida por Cristina Escudero, ha sido financiada íntegramente por la Consejería de Cultura y Turismo. Ya en siglos anteriores, la pieza había sido intervenida para salvar imperfecciones y la pérdida de una pierna y un brazo por parte de la representación del Niño. Una de las operaciones más complejas ha sido precisamente salvar la zona de encuentro en el uso de materiales dispares como la terracota y la madera en la pantorrilla de la figura infantil. Los restauradores del Centro de Conservación optaron por diluir la zona de encuentro.

Antes de su llegada a manos del equipo restaurador, la imagen, que forma parte de la colección del Museo Diocesano y Catedralicio de León, presentaba importantes deterioros con daños materiales y roturas, además de pérdida de la policromía original, fruto del paso del tiempo y de intervenciones sobre la pieza posteriores a su creación.

Fuente: DiCYT
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