El iPad se puede incorporar a la atención médica de las pacientes. Un proyecto pionero en España permite a los especialistas acceder por medio de la tableta, a pie de cama o en cualquier lugar del centro, a las pruebas de imagen e historia clínica.
El Hospital Universitario Quirón Madrid ha instalado una red inalámbrica segura a la que se conectan las tabletas mediante Wi-Fi. A esta red, accesible desde cualquier lugar del hospital, solo tienen acceso los facultativos debidamente identificados, salvaguardando la confidencialidad de la información.
El iPad mejora la comunicación y la información proporcionada, y además hace al paciente más partícipe del proceso de curación. También permite a los médicos ajustar inmediatamente el tratamiento en la habitación del enfermo, en función de su evolución.
Las ventajas del uso de estas tabletas se extienden más allá de la habitación del paciente, ya que los médicos pueden consultar pruebas clínicas desde cualquier emplazamiento del hospital, una ayuda inestimable no sólo para tener acceso a ellas desde la consulta, sino también para visualizarlas en quirófano.
“Un paciente informado es más colaborador y se convierte en un gran aliado del equipo médico. La información, proporcionada de una manera comprensible y utilizando medios audiovisuales, contribuye al fortalecimiento de la relación médico-paciente”, explica el Dr. Javier Moradiellos, cirujano del servicio de cirugía torácica de Hospital Universitario Quirón Madrid y uno de los principales artífices del proyecto.
“El iPad conjuga la portabilidad con su conectividad y una pantalla de alta resolución que permite mostrar gráficos, fotografías y estudios radiológicos al paciente y a su familia directamente en su habitación. La información está permanentemente actualizada.”
La conectividad del dispositivo permite al médico el acceso en todo momento a la historia clínica y a los resultados de las pruebas a las que se ha sometido al enfermo. “Podemos acceder y modificar su historia clínica, ver el resultado de los estudios analíticos, pruebas radiológicas y resultados de anatomía patológica a pie de cama del enfermo. Mostrar y explicar estos resultados le hace partícipe del proceso de recuperación postquirúrgica, aumentando su implicación y colaboración en el cumplimiento de la terapia. Además, el tener acceso a la historia clínica durante la visita médica permite efectuar ajustes en el tratamiento de forma instantánea, lo que aumenta la eficiencia”, concluye el Dr. Moradiellos.
Material gráfico para entender la operación
En la consulta, antes de realizar una intervención quirúrgica, el cirujano debe explicar al enfermo en qué va a consistir su operación. Esta información a veces es técnica y compleja. El iPad permite que esta explicación sea más comprensible gracias al uso de material gráfico.
“Con el apoyo multimedia se facilita la comprensión de la anatomía donde se va a intervenir y la técnica que se va a realizar. Esta conversación reduce la ansiedad asociada a la incertidumbre y favorece el diálogo con el paciente que se encuentra más informado de su plan de tratamiento”, explica el Dr. Moradiellos.
El iPad también acerca el resultado de las pruebas radiológicas a quirófano, donde el facultativo puede utilizar el dispositivo para consultarlas en cualquier momento de forma rápida y sencilla. “La respuesta de los pacientes y sus familiares ha sido excelente –manifiesta el Dr. Andrés Varela, jefe del servicio de cirugía torácica–. Los enfermos demandan y agradecen más información de la que habitualmente se les proporciona. Estas tabletas nos permiten ofrecerla de una manera comprensible y versátil”.
Solo para medios:
Si eres periodista y quieres el contacto con los investigadores, regístrate en SINC como periodista.
El grupo Nature publica hoy un paquete de artículos en varias de sus revistas que en conjunto supone un análisis sin precedentes sobre el cáncer y que da un giro a lo que se sabía hasta ahora. Arroja luz incluso sobre cómo prevenir esta patología que, como alertaba la OMS al principio de este año, sigue una trayectoria al alza.
Investigadores de EE UU confirman que los humanos somos capaces de detectar la estructura básica de una frase casi tan rápido como se reconoce una escena visual: en unos 150 milisegundos, es decir, la velocidad de un parpadeo.
