Cuando se habla de cambio climático tan sólo se piensa en el aumento de la temperatura del planeta a causa de la emisión de los gases invernadero, pero este fenómeno es tan sólo uno de los efectos. Las olas de frío y de calor, las sequías y las lluvias torrenciales son también problemas de este cambio climático y estos son debidos al cambio en el uso del suelo.
Sobre este tema ha hablado en la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC) Millán Millán Muñoz, director del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM) y miembro del Grupo Asesor Externo para el seguimiento del VI Programa Marco y elaboración de las prioridades científicas del futuro VII Programa Marco, en los temas de Cambio (Climático) Global y Ecosistemas.
Millán es el inventor del detector de metales de los aeropuertos y de un dispositivo que avisa si los volcanes van a entrar en erupción, denominado COSPEC, que le valió la nominación, en 1995, para el Premio Nobel de la Ciencia. Ahora el científico muestra los posibles efectos climáticos derivados de los contaminantes atmosféricos (como gases de efecto invernadero), y las propiedades de los suelos que pueden conducir a calentamientos anómalos del Mediterráneo y perturbar el régimen de lluvias (pérdida de tormentas de verano, aumento de temporales en otoño).
Día tras día se observan cambios más bruscos en el clima. A nivel mundial se están dando fenómenos meteorológicos cada vez más extremos. El ser humano está llevando a cabo un cambio del uso del suelo que provoca cambios en los ciclos hidrológicos. Regiones que antes presentaban suelos ricos para los cultivos, ahora se han convertido en devastadores desiertos debido a las grandes sequías que asolan esas regiones. En la otra cara, existen zonas que reciben lluvias torrenciales exageradas que provocan grandes desastres.
Millán Millán, como miembro del Grupo Asesor Externo para el seguimiento del VI Programa Marco y elaboración de las prioridades científicas del futuro VII Programa Marco, en los temas de Cambio (Climático) Global y Ecosistemas ha afirmado durante su intervención en la EEZ-CSIC que la causa principal de estos hechos radica en este cambio del uso del suelo. Han sido muchas las marismas, humedales, bosques… que han sido sustituidos por grandes zonas urbanizadas que han crecido de forma desmesurada ocupando estos territorios naturales.
Al desaparecer estas extensiones naturales y ser sustituidas por construcciones, se está perdiendo un aporte de vapor de agua que esos ecosistemas evaporaban. Para que una tormenta se desencadene en una zona y pueda descargar el agua que lleva almacenada, necesita un pequeño aporte de vapor de agua procedente de estos ecosistemas (humedales, albuferas…). Al no existir actualmente el aporte de vapor de agua de estos ecosistemas, puesto que han desaparecido en algunas regiones, esas tormentas provocan grandes inundaciones en otras zonas.
Estos acontecimientos comienzan en los ciclos hidrológicos locales y se terminan propagando a escala mundial. Así, en lugar de tener pequeñas tormentas en las zonas en las que debían descargar, terminan apareciendo grandes lluvias torrenciales con efectos desastrosos para la población humana.
Tal como afirma Millán Millán “estamos a tiempo de intentar compensar estos efectos causados por la construcción sin control que ha realizado el hombre. Para ello, habría que mantener el balance de vapor de agua intentando reforestar zonas de vegetación que se encuentren devastadas en función de lo que se siga avanzando en la construcción. Habría que intentar que por cada hectárea de terreno que se urbanice se reforesten 3 hectáreas de bosque”
Casos no tan lejanos
Estos cambios bruscos del clima se ven claramente en Sierra Nevada. En lugar de existir una precipitación relativamente continua durante todo el año la situación es totalmente distinta, hay periodos del año en los que la nieve desaparece (verano) y en cambio en otros periodos hay un exceso de nieve (invierno). No existe un nivel de nieve que permanece durante todo el año y que posteriormente en invierno se incremente para volver a disminuir en verano. Se están dando fluctuaciones muy abruptas en los niveles de la nieve.