Sustancias vendidas como sales de baño se alzan como un nuevo estupefaciente, que provoca efectos similares a los del MDMA o las anfetaminas. Su consumo ha aumentado significativamente durante este último año: en EE UU, de las 300 llamadas por envenenamiento con este compuesto recibidas en 2010, se ha pasado a 1,782 en 2011.