Vesta, el segundo asteroide más masivo de nuestro sistema solar, probablemente tuvo en sus inicios –hace unos 3.690 millones de años– un núcleo metálico en rotación, lo que actuó de ‘dinamo’ para generar un campo magnético que alcanzaba el material de la superficie. Así lo plantea esta semana en Science un grupo de investigadores –coordinados desde el Massachusetts Institute of Technology (MIT, en EEUU)– tras detectar trazas de magnetismo en el meteorito ALHA81001 procedente de Vesta y recuperado en la Antártida. El hallazgo puede ayudar a conocer mejor la evolución de los planetas rocosos en las primeras etapas del sistema solar.