Un equipo internacional de astrónomos ha estudiado, por primera vez y con gran detalle, los restos de la fatal interacción entre una estrella muerta y su 'cena' compuesta por asteroides. Este podría ser el destino del sistema solar cuando el Sol se enfrente a su desaparición dentro de unos 7.000 millones de años.
Utilizando el Very Large Telescope, en el observatorio Paranal (Chile), el equipo obtuvo observaciones detalladas de la luz procedente de la enana blanca SDSS J1228+1040 y del material que la rodeaba durante doce años, entre 2003 y 2015.
Mientras que las estrellas grandes sufren un clímax espectacularmente violento al estallar como supernovas al final de sus vidas, las más pequeñas, como la analizada, se ahorran destinos tan dramáticos. Cuando cuerpos como el Sol llegan al final de sus vidas tras agotar su combustible, se expanden como gigantes rojas y, posteriormente, expulsan sus capas exteriores al espacio. Todo lo que queda es el núcleo denso y caliente de la antigua estrella, una enana blanca como la estudiada en este caso.
Es raro que una enana blanca esté rodeada por un disco de material gaseoso que la orbite. Tras estudiarla, el equipo llegó a la conclusión de que un asteroide se había desviado, acercándose peligrosamente a la estrella muerta y, debido a las potentes fuerzas de marea, acabó destrozado y formando el disco de material que se observa ahora.