Investigadores del Centro Tecnológico Forestal y de la Madera de Asturias (Cetemas), han caracterizado las propiedades resistentes del castaño producido en España. Se trata de un trabajo que ha allanado el camino para el uso estructural de esta madera, cuya certificación ya está siendo evaluada por el comité europeo de normalización.
Pero la potencialidad del castaño no se limita a la madera: con un elevado contenido en grasas, proteínas, minerales y vitamina C, la castaña es un recurso gastronómico de primer orden, que llegó a desempeñar en la alimentación de los pobladores del noroeste peninsular el papel que posteriormente asumiría la patata.
Por eso los investigadores del Cetemas proponen la aplicación de un modelo mixto de gestión forestal que permita “conservar y potenciar el valor cultural, paisajístico y biológico de los castañares, y que no sólo permita la regeneración óptima de los árboles talados, sino que también compagine la obtención de madera y la producción de fruto”, concluye Abel Vega.
Tal y como señalan los investigadores, el castaño se perfila como nuevo material a nivel normativo, aunque fueron precisamente sus propiedades estructurales las que lo llevaron a ser el principal material constructivo de los hórreos y paneras centenarios que caracterizan el paisaje rural del noroeste peninsular.