Justo después del contacto interno entre los discos del Sol y Venus, el disco del planeta parecerá quedarse unido durante algunos segundos al extremo del disco solar, deformándose para adoptar la apariencia de una gota negra.
De hecho así se llama el fenómeno: 'gota negra' (black-drop, en inglés), que se vuelve a repetir justo antes del último contacto interno.
Este efecto impide cronometrar con precisión los instantes de contacto entre el disco del planeta y el del Sol, y fue la causa principal por la que las observaciones que se llevaron a cabo para determinar la distancia entre los dos astros presentaran una cierta indeterminación inicial.
Aunque en un principio la 'gota negra' se atribuyó a la atmósfera de Venus, en realidad se debe, sobre todo, a efectos de la turbulencia atmosférica de la Tierra (lo que en términos astronómicos se conoce como seeing), así como a la calidad y tamaño del instrumental óptico utilizado.