Un estudio que se publica esta semana en Nature proporciona un marco de interpretación para comprender el origen de la rugosidad del suelo marino. El equipo investigador, liderado por Joanne Whittaker, de la Universidad de Sydney (Australia), ha descubierto que la rugosidad está condicionada por la convección (transferencia de calor por medio de materiales fluidos) a gran escala del manto y la ruptura de los supercontinentes. Tras dar cuenta de los efectos de los penachos cercanos y de la velocidad de expansión de la dorsal oceánica, los investigadores descubrieron que una corteza anormalmente lisa se formaba sobre el manto que antes se extendía sobre Pangea. Esto indica que una gran región del manto estaba relativamente caliente antes de la ruptura del supercontinente.
En la imagen, la cresta del suroeste indio. Si se mira al norte de Madagascar se puede ver el suelo oceánico rugoso que rodea a la cresta del suroeste indio.