Estudios realizados durante los últimos 50 años han revelado que la amígdala desempeña una función crucial en la generación de reacciones de miedo en distintos animales, desde las ratas hasta los monos. Basándose en el estudio detallado del caso de una mujer sin amígdala, una nueva investigación, publicada en la revista Current Biology, afirma lo mismo de los humanos.