Las primeras medidas meteorológicas de la Península se tomaron en 1724, justo el año en que pasó por Portugal una de las peores tormentas conocidas. Más tarde, en 1816, se sintieron en España los efectos de la erupción del volcán Tambora; y casi mil años antes, en el 898, una sequía en Al-Andalus fue tan severa que sus pobladores llegaron al canibalismo. Son datos rescatados de viejos documentos por investigadores de la Universidad de Extremadura.