Corales, árboles y sedimentos marinos, entre otros, son evidencias directas del clima del pasado, pero no las únicas. Un equipo liderado por españoles ha interpretado por primera vez las crónicas escritas en Iraq por historiadores árabes y ha recogido una cronología de eventos climáticos del año 816 al 1009, cuando las olas de frío y las nevadas estaban a la orden del día.