En el complejo ciclo del carbono, los océanos desempeñan un papel fundamental. Los animales que viven en el suelo marino incorporan en muchas ocasiones el carbono directamente del agua del mar en forma de carbonato cálcico (CaCO3), en un proceso llamado calcificación. De todos estos animales, destaca la labor de los equinodermos (estrellas y erizos de mar, por ejemplo), que incorporan calcio y magnesio en sus cuerpos en diferentes proporciones, encerrando así en sus esqueletos una cantidad sustancial de carbono inorgánico. Cuando mueren, liberan carbono directamente en los sedimentos en vez de remineralizarlo en el agua, como hacen el plancton o las algas.
Ahora, un equipo de investigadores del Instituto de Ciencias del Mar de Leibniz, proporciona la primera estimación de la contribución de los equinodermos al balance oceánico de carbono. Los científicos señalan que es necesario reevaluar la contribución de estos organismos al ciclo marino del carbono, puesto que la acidificación de los océanos no está teniendo los efectos catastróficos que se esperaban sobre estas especies. Sus resultados se publican en ESA Ecological Monographs.