Uno de los pesticidas más utilizados en el mundo, la Atrazina, puede ser el responsable de trastornos endocrinos en anfibios, y de que sus poblaciones se estén diezmando. Un equipo de la Universidad de California en Berkeley ha estudiado los efectos a largo plazo de la Antrazina, legal en EEUU pero no en la UE, en poblaciones de la rana africana Xenopus laevis que habitan en áreas con altos niveles de este pesticida. Sus resultados, que se publican en PNAS, muestran que los machos tenían bajos niveles de testosterona, muy poca producción de esperma y una baja fertilidad. Un 10% de las ranas expuestas a la Atrazina se habían convertido en hembras funcionales capaces de aparearse.