El análisis de los telómeros, marcadores de envejecimiento, demuestra que el proceso de deterioro ocurre de forma desigual en distintas partes del cuerpo. según un estudio liderado por la Estación Biológica de Doñana.
Científicos ecuatorianos han descubierto una nueva rana de torrente que evoca a las magníficas criaturas descritas en El hobbit y El señor de los anillos. Este anfibio, denominado Hyloscirtus tolkieni, habita en riachuelos de aguas cristalinas del Parque Nacional Río Negro-Sopladora, en los Andes de Ecuador.
Las abejas y avispas hembra son las que habitualmente pican a sus atacantes, incluidas las personas. Un nuevo estudio indica que en la especie Anterhynchium gibbifrons, protagonista de #Cienciaalobestia, también los machos utilizan esta técnica, al usar sus espinas genitales afiladas para atacar y picar a las ranas arborícolas que las amenazan.
En la Zona de Exclusión de Chernóbil, un equipo liderado por Germán Orizaola de la Universidad de Oviedo ha realizado un estudio que sugiere la existencia de respuestas adaptativas frente a la radiación en vertebrados. Los ejemplares con mayores niveles de melanina, habrían sufrido un menor impacto de la radiación liberada por la catástrofe nuclear.
La mayoría de las ranas croan de una forma característica para atraer la atención de posibles parejas. Pero algunas especies, sobre todo las que habitan cerca de corrientes de agua fuertes, donde el ruido puede ensombrecer esas canciones de amor cruciales, realizan además señales visuales como el aleteo de una extremidad o un movimiento de cabeza. Este baile se ha documentado por primera vez cerca de arroyos en las selvas tropicales de la India, Borneo, Brasil y, ahora, en Ecuador.
Todas las ranas parecen iguales con su piel resbaladiza y lisa, pero debajo pueden esconder muchos secretos esqueléticos. Espinas, púas venenosas, colmillos falsos, crestas y otras formas anatómicas similares a las de criaturas fantásticas forman los cráneos “blindados” de algunas especies de ranas, protagonistas del #Cienciaalobestia.
De las 8.000 especies de anfibios que existen en el mundo, unas 2.000 están en peligro. Sin embargo, no se conoce el riesgo de extinción de otras 2.200. Un nuevo estudio ha permitido calcular el nivel de amenaza de estas especies, protagonistas de #Cienciaalobestia, y confirma que al menos otras mil podrían estar en declive.
Un equipo internacional, con la participación del Museo Nacional de Ciencias Naturales, ha reconstruido los eventos de reemplazo de cromosomas sexuales en 24 especies de ranas desde su antepasado común, hace 55 millones de años.
Un equipo liderado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales ha analizado cómo afectan los cambios de temperatura a la evolución demográfica de nueve especies de anfibios que habitan en la Sierra de Guadarrama en Madrid. Según el estudio, las oscilaciones climáticos registradas han tenido efectos tanto negativos como positivos sobre las diferentes especies. El sapo partero y la rana ibérica han disminuido por ejemplo en un 13 y 11%, respectivamente, mientras que el tritón jaspeado ha aumentado un 9%.