Muchas especies de peces han evolucionado en grutas sin luz solar y comparten un conjunto de adaptaciones singulares, como la pérdida de los ojos. Un nuevo estudio revela que el Phreatichthys andruzzii, un pez ciego de Somalia (África), posee un reloj circadiano que se rige por un periodo extremadamente largo (hasta 47 horas), y que se acelera con la temperatura.