Tal día como hoy, el químico suizo Albert Hoffman (1906-2008) dio el primer paso para el descubrimiento de una de las sustancias alucinógenas más conocidas. Hoffman trabajaba para los laboratorios Sandoz (hoy Novartis) dentro de un proyecto en el que trataban de purificar y sintetizar los componentes activos de plantas medicinales para su uso en fármacos. Mientras estudiaba los derivados del ácido lisérgico, Hoffman sintetizó por primera vez la dietilamina de este compuesto. Sin embargo, el hallazgo no le llamó la atención y permaneció archivado hasta que cinco años después, Hoffamn decidió volver a examinar las propiedades de la sustancia. Mientras purificaba la dietilamina de ácido lisérgico (LSD), el investigador comenzó a tener unas sensaciones extrañas que le forzaron a volverse a casa. Había absorbido una pequeña cantidad de LSD a través de sus dedos y estaba experimentando sus efectos alucinógenos. Más tarde, en 1947, los laboratorios Sandoz comercializaron el LSD como una droga para tratar diversos desórdenes psiquiátricos.