El 1 de agosto de 1905 nacía en Lowell (Massachussets, EE UU) Helen Sawyer Hogg, importante investigadora que también acercó a mucha gente la ciencia de la estrellas.
Tras graduarse en astronomía, Helen se fue a trabajar a Harvard junto a Annie Jump Cannon –quien fue una inspiración para ella– en el análisis de los cúmulos estelares. Sin embargo, como la Universidad no daba el título a mujeres, tuvo que doctorarse en el Radcliffe College.
En 1930, se casó con el también astrónomo Frank Hogg, con el que se mudó a Victoria (Canadá), ya que él había obtenido un trabajo en el Observatorio Astrofísico Dominion. Como el centro no la contrató, Helen tuvo que entrar a trabajar como asistente voluntaria para proseguir su trabajo sobre las estrellas variables.
En esa época, Helen desarrolló una técnica para medir la distancia de las galaxias más allá de la Vía Láctea. Obtuvo imágenes de las estrellas variables y catalogó los cambios de ciclo en su brillo, lo que utilizó para calcular la distancia.
En 1935, la familia se trasladó a Ontario y Helen fue aceptada en el Observatorio David Dunlop. Se convirtió en una experta mundial en el cielo nocturno y posteriormente entró a dar clases en la Universidad de Toronto, donde fue muy apreciada por sus alumnos gracias a su calidez y entusiasmo.
A lo largo de su vida publicó más de 200 papers, la mayoría centrados en el análisis de las estrellas variables. Los parámetros que estudió sirvieron de base para el cálculo de la edad de nuestra galaxia y para mejorar el conocimiento sobre su evolución.
Además de sus investigaciones, Helen también dedicó gran parte de su vida a la divulgación. Durante treinta años, escribió una popular columna semanal en el diario Toronto Star. También presentó un programa de televisión y escribió una famosa guía de astronomía bajo el título Las estrellas pertenecen a todos.
Finalmente, falleció de un ataque al corazón en 1993, cuando llevaba ya más de medio siglo siendo una autoridad mundial en su ámbito.