España abre las puertas al espacio

Ilustración INTASAT
España entró en la carrera espacial gracias al INTASAT. / SINC

A principios de los años 70, el continente europeo empezó a preocuparse por cuestiones a las que nunca antes había prestado atención. Empezó a mirar con recelo cómo esos grandes gigantes de la URSS y EE UU competían por la carrera más infinita de todas: la espacial. Europa quería también participar.

Es así como surgió la ESRO (European Space Research Organisation), el primer intento de cooperación entre los países europeos en la investigación espacial, en el que además participó España. Aquí, la Comisión Nacional de Investigación en el Espacio desarrolló un programa para diseñar el INTASAT, el primer satélite español.

El “bautismo espacial” español se celebró justo hace 40 años, cuando por fin este satélite fue lanzado en un cohete de la NASA hacia la ionosfera.

Los investigadores querían “un satélite que enseñara a hacer satélites”. Así lo describió Luis Pueyo, director del Programa Espacial Español en aquel momento. El prototipo tenía forma de poliedro de doce caras y un peso de tan solo 24,5 kg. Su misión, estudiar los electrones en la ionosfera mediante el llamado efecto Faraday –fenómeno de perturbación que sufren las ondas de radio al penetrar en esa capa de la atmósfera–.

Durante dos años, el INTASAT estuvo girando alrededor de la Tierra hasta que el 6 de octubre de 1976 dejó de transmitir.

Pese a que los investigadores lamentan que se tratara de "un esfuerzo único y muy positivo, pero sin continuidad", tal y como declaró Inocencio Tato, uno de los padres del INTASAT, no cabe duda de que su desarrollo generó un gran volumen de trabajo y sirvió para abrir el camino de la tecnología del espacio en nuestro país.

Fuente: SINC
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