Un equipo de investigadores de la Universidad de Rochester (Nueva York) ha analizado el funcionamiento del cerebro de 27 niños de entre cuatro y diez años y 20 adultos de entre 18 y 25 años cuando veían Barrio Sésamo. Mediante escáneres, los científicos cognitivos han observado cómo los cerebros de los niños cambian a medida que se desarrollan habilidades intelectuales como la lectura y las matemáticas. El estudio de estas imágenes mediante resonancia magnética funcional durante las actividades cotidianas abre la puerta a la investigación de otros procesos del pensamiento en ambientes naturales y podría algún día ayudar a diagnosticar y tratar problemas de aprendizaje. Durante la investigación, publicada en la revista Plos Biology, se realizaron 609 escaneos de cada participante mientras observaban a la gallina Caponata, el Conde Draco, Elmo y otras estrellas de la serie educativa. Usando algoritmos estadísticos, los investigadores crearon mapas neuronales de los procesos de pensamiento de los niños y de los adultos y se compararon los grupos. ¿El resultado? Los niños cuyos mapas neuronales se parecían más a los de los adultos puntuaron más alto en matemáticas estandarizadas y pruebas verbales. En otras palabras, la estructura neuronal del cerebro se desarrolla a lo largo de rutas predecibles a medida que maduramos.